Empresas y finanzas

Zapatero encargará a Chaves que dirija las fusiones de las cajas de ahorro

Manuel Chaves, actual presidente de la Junta de Andalucía. Foto: archivo.

"El cambio para el cambio". Así definía ayer un responsable del PSOE la inminente remodelación del Gobierno que, desde la sede central socialista de Ferraz, ven como el desembarco necesario del partido en un Ejecutivo que, interpretan, ha perdido el pulso, está desbordado por la crisis económica, con muchos ministros sin imagen ni carisma y que ya ni ilusiona ni convence.

Y para personificar este desembarco de Ferraz en La Moncloa nadie mejor que el presidente del partido y todavía presidente de la Junta de Andalucía. Un Manuel Chaves que tiene el respeto de todas las facciones y familias socialistas y, sobre todo, la autoridad y la experiencia suficientes como para acometer los dos grandes trabajos que le habría encomendado Zapatero: la reforma de la Ley de Cajas y cerrar la herida de la financiación autonómica, que le está causando graves problemas internos, con sus posibles aliados y Cataluña.

Pero no sólo es un hombre con autoridad y respetado. Chaves es también un político prácticamente amortizado, con toda su carrera política hecha y con muy pocas cosas que perder en el intento de realizar esa reestructuración ordenada del sistema financiero español en el sentido que apuntaba la semana pasada el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

Es decir, reformando la actual legislación de las cajas de ahorro para permitir una privatización parcial de estas entidades que les permita ampliar sus recursos propios en épocas de crisis, además de ordenar las fusiones suprarregionales, a pesar de que fue quien se opuso a la fusión entre Unicaja y CCM. Y, sobre todo, dotar al Gobierno de una mayor capacidad de control sobre las cajas, como organismo de coordinación supraautonómico, para mejorar la eficacia de las medidas y actuaciones para hacer frente a la crisis económica.

Un reforma, ésta de las cajas de ahorro, que se enmarcaría dentro de una reordenación de la realidad autonómica en el contexto de la crisis, en la que entraría, como elemento fundamental, cerrar definitivamente el nuevo sistema de financiación.

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