
Tras el fracaso de la fusión de la Caja de Castilla-La Mancha con la andaluza Unicaja el pasado viernes, el Banco de España no tenía margen para evitar la intervención de la CCM, después de que se filtrara hace días que la Dirección General de Inspección del BdeE había detectado la existencia de unos 3.000 millones de euros en créditos "irrecuperables"?, vinculados al sector construcción.
El informe previo de PriceWaterhouseCoopers estimaba igualmente un desajuste patrimonial de 3.000 millones. El Banco de España ha aprovechado el fin de semana para cerrar la intervención y evitar así la fuga de impositores.
El presidente de CCM, el socialista Juan Pedro Hernández-Moltó, ha presionado hasta el último momento al también simpatizante socialista Braulio Medel, presidente de Unicaja, en pro de la fusión. Pero finalmente, Medel, respaldado absolutamente por el presidente andaluz Manuel Chaves, ha rechazado las garantías que ofrecía el Banco de España: 500 millones de euros mediante una emisión de participaciones preferentes que adquiriría el Fondo General de Depósito más un paquete de avales de 1.200 millones de euros. Medel y Solbes exigían dinero contante y sonante.
Fin de un modelo de gestión
La intervención de la caja regional castellano manchega debería suponer el fin de un determinado modelo de gestión de las Cajas muy politizado y poco transparente. En este caso concreto, la inspección ha detectado errores de gestión abultados, que se confunden con amiguismos poco claros y con imprudencias notorias, que sólo sería capaz de cometer quien disparara con pólvora del rey y no fuera capaz de diferenciar el interés público del interés privado.
Entre otras actuaciones reprobables acometidas por la CCM, cabe citar la aventura del Aeropuerto de Ciudad Real, en que la Caja ostenta el 25% de la sociedad, y que ha tenido grandes dificultades para arrancar. Asimismo,se ha detectado una excesiva concentración del crédito, hasta el extremo de que tres promotores supuestamente amigos de Hernández-Moltó y del presidente castellano manchego Barreda copan créditos equivalentes al 40% de los recursos propios de la CCM. Finalmente, la Caja contrajo riesgos notoriamente excesivos en la inmobiliaria Colonial.
Los criterios políticos en la gestión de las cajas resultan ser ruinosos. Y al cabo, ha de ser el sector público el que corra a apagar los incendios. Cuando menos, y como ocurrió en la anterior intervención importante ?la de Banesto en 1993- los responsables del desaguisado deberán asumir responsabilidades políticas y que explicar minuciosamente lo ocurrido por si les fuera exigible alguna responsabilidad penal.
Otras Cajas tienen también problema de solvencia. Quizá hubiera sido sensato agruparlas todas en una sola intervención. De cualquier modo, esta institución crediticia queda muy tocada en su prestigio. Y lo que está sucediendo en Caja Madrid no contribuye precisamente a tranquilizara a los impositores.