
Banco Santander ha tenido que asumir una pérdidas cuantiosas de su filial británica Alliance & Leicester (A&L), adquirida el año pasado. Ésta registró en 2008 unos números rojos de 954 millones de libras esterlinas (1.012 millones de euros), frente al beneficio neto de 256 millones de libras (272 millones de euros) de 2007.
El consejero delegado de la entidad, Antonio Horta-Osório, reconoció que 2009 "indudablemente" será un ejercicio "muy desafiante", aunque señaló que la entidad mantiene un "prudente optimismo" respecto a las perspectivas de negocio y los beneficios derivados de su inclusión en el grupo que preside Emilio Botín.
Las pérdidas no han sorprendido al Santander, ya que cuando compró esta entidad ya sabía los problemas por los que atravesaba A&L. De hecho, fue ésta una de las razones por las que se embarcó en esta aventura.
Mejora del negocio
El objetivo de la firma española es sanear esta franquicia cuanto antes y sacar el máximo provecho a su potencial de crecimiento. En los meses en los que ha estado en manos del grupo de Botín, A&L ha mejorado su negocio.
Los depósitos de los clientes minoristas se incrementaron en 1.700 millones de libras (1.806 millones de euros), de los que un 76 por ciento fueron captados a partir de la adquisición del banco por el Santander, después del verano pasado.
"Este hecho demuestra claramente que Alliance & Leicester, como parte de Abbey y del grupo Santander, es visto como un lugar seguro por los ahorradores de Reino Unido", señaló la entidad.
Donde no ha visto mejoras es en las negociaciones con el Gobierno de Venezuela sobre la venta de su filial, aunque el presidente Hugo Chávez amenazara ayer con la nacionalización.
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