Lloyds Banking Group anunció hoy que espera que el HBOS, la entidad que rescató el año pasado, termine 2008 con unas pérdidas de 10.000 millones de libras (11.214 millones de euros, 14.394 millones de dólares). El anuncio motivó que las acciones del grupo, nacido de la fusión entre Lloyds y el HBOS, llegaran a caer un 43% en la Bolsa de Londres, aunque posteriormente se estabilizaron en torno a una bajada del 28%.
Las pérdidas están 1.600 millones de libras (1.795 millones de euros) por encima de las previsiones que el grupo anunció en noviembre. Las ganancias previstas de la parte de Lloyds para 2008 (unos 1.300 millones de libras, 1,459 millones de euros) paliaran los números rojos para el conjunto del grupo, que son consecuencia en gran medida de los malos resultados de la división corporativa del HBOS (HBOS.LO).
Esa división, muy expuesta y afectada por la mala evolución del sector comercial y de la vivienda en el Reino Unido, cerró el pasado año con unas pérdidas de 7.000 millones de libras (7.851 millones de euros).
"Dislocación del mercado"
Eric Daniels, director ejecutivo del Lloyds Banking Group (LLOY.LO) (que pertenece al Estado en un 43%), manifestó: "los resultados del HBOS en 2008 se han visto afectados de manera adversa por el impacto de la dislocación del mercado, una situación que se aceleró de manera significativa en el último trimestre del año". Estos resultados ofrecen nuevos datos sobre la mala gestión del HBOS durante los últimos años.
Esta semana, James Crosby, ex director ejecutivo de HBOS, dimitió como vicepresidente de la Autoridad de Servicios Financieros (FSA), organismo encargado de supervisar el buen funcionamiento de los bancos, después de que se conociera que pudo estar al tanto de la arriesgada marcha del HBOS, pero no hizo nada por evitarlo.
Según diversas informaciones, un responsable de la división de riesgos del banco le advirtió de que estaban yendo demasiado rápido y se estaban exponiendo demasiado, una acusación que Crosby niega.
Su situación ha salpicado al primer ministro laborista, Gordon Brown, a quien el líder de la oposición conservadora, David Cameron, criticó por haber nombrado para un puesto de la máxima responsabilidad, el control de todo el sistema financiero británico, a una persona que no fue capaz de gestionar bien el HBOS.