Madrid, 13 nov (EFECOM).- La lucha contra las redes de comercio ilícito mundial no debe basarse sólo en la persecución de las personas, también se debe prestar especial atención a la demanda que hay en las sociedades de esos "productos ilegales", explicó hoy a Efe el director de la revista Foreign Policy, Moisés Naim.
Naim, quien se encuentra en Madrid para la promoción de su último libro "Ilícito: cómo traficantes, contrabandistas y piratas están cambiando el mundo", dijo que existe una "gran hipocresía" con respecto al tema del comercio ilegal y "hasta que no se empiece a hablar claramente de lo que se quiere, no habrá voluntad política para combatir el problema".
En su opinión, los países dedican demasiados esfuerzos en reprimir judicial y policialmente la oferta, por lo que muchas veces se pierde de vista que se está ante un "gran mercado" y como todo mercado tiene oferta y demanda.
"La inmigración ilegal existe porque hay demanda, el consumo de productos copiados tiene una expansión extraordinaria porque nadie siente temor o problema en comprar un producto copiado y, en muchos países, el consumo de droga es parte del estilo de vida", indicó Naim al asegurar que lleva más de quince estudiando estos temas y que nunca ha encontrado un país "victorioso" en solucionarlos.
Para este experto venezolano, el rápido y creciente incremento del comercio ilícito se debe a que los profundos cambios tecnológicos y políticos han acabado con los mecanismos con los que los gobiernos controlan el tráfico de personas, bienes y dinero en sus territorios.
Según Naim, en el actual mundo globalizado "todo está conectado", razón por la que intenta demostrar en su libro cómo países que son muy remotos entre sí en términos geográficos, son "adyacentes en términos de sus convenciones ilícitas".
"España termina siendo vecina de Africa Subsahariana, de Colombia, de México y de Ucrania; en la Costa Brava hay operaciones importantes de traficantes de armas de Europa del Este, hay traficantes marroquíes de drogas; están operando redes importantes de mejicanos y colombianos; de traficantes de personas que vienen de Sudamérica, China, Europa del Este y Africa", denunció.
Lo que muestra el libro es que todos estos comercios ilícitos están conectados entre sí y han adquirido la capacidad de cambiar el mundo, precisó el autor.
El contrabando, según considera, existe desde que existe la humanidad, pero lo que ha pasado en los últimos años es que ha adquirido una "gran potencia" debido a la convergencia de dos revoluciones.
La primera es la de las tecnologías de la información, que ha hecho que la distancia sea menos importante en términos de costes; mientras que la segunda revolución es política y ha permitido que países cerrados se abran y participen activamente en los mercados mundiales, sostuvo.
A juicio de Naim, para combatir este fenómeno la voluntad política "no puede ir más allá de la voluntad social", es decir, no se puede pedir a los políticos que vayan por delante de sus sociedades.
Indicó que, mientras que las sociedades siguen muy atentas las amenazas del terrorismo, todavía no son "suficientemente conscientes" de las consecuencias que tiene el comercio ilícito.
"Mientras el terrorismo ha tocado a miles de familias en el mundo, el comercio ilegal ha tocado a millones de familias en el mundo", apuntó. EFECOM
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