Miguel Ángel Jiménez estaba dispuesto a dinamitar la historia. Alcanzado el ecuador de The Open, el malagueño era el jugador más admirado de todos cuantos seguían con atención las evoluciones de los mejores golfistas del mundo sobre las temidas calles y greenes de Muirfield
Se situó de líder y se afanaba en conseguir algo que merece el máximo respeto: convertirse en el jugador de mayor edad en ganar el Open Británico.
Le antecedía en la gesta el mítico Jack Nicklaus, que se impuso con 46 años. Miguel Ángel Jiménez, al borde de los 50, generaba los mejores sentimientos en el momento en el que miraba a todos desde lo más alto de la clasificación de la 142 edición de The Open, una posición adquirida finalmente, por méritos más que propios, por el norteamericano Phil Mickelson, que suma de esta forma su quinto Grande después de enfundarse tres veces la chaqueta verde en el Masters de Augusta y ganar en una ocasión un PGA.
Para alcanzar la cima de The Open en el endiablado campo de Muirfield, Phil Mickelson comenzó a lo grande (69 golpes) antes de atravesar con gran dignidad las dos siguientes vueltas (74 y 72) y arrear un zarpazo definitivo sobre sus más directos rivales en la ronda final, 66 golpes que acabaron con la resistencia de Henrik Stenson (segundo clasificado con el par del campo) y un nutrido grupo de ilustres empatados en la tercera plaza.
Anteriormente, en el momento en el que Miguel Ángel Jiménez acaparaba los focos, el malagueño aplicaba buena estrategia y sensacional manejo del putter para desbrozar los secretos de los greenes del célebre campo escocés, acciones que le llevaron a liderar un torneo donde se ha concentrado la cream de la cream del golf mundial.
Vueltas de 68 y 71 golpes, con tarjetas prácticamente carentes de fallos, situaban a Miguel Ángel Jiménez por encima de jugadores del renombre de Tiger Woods, Lee Weswood, Henrik Stenson, Justin Johnson, todos ellos a la caza del malagueño.
Quedaban 36 hoyos para la gloria, todo un mundo, como se puso de manifiesto en la tercera ronda, despiadada como todas, momento en el que un ligero traspié dejó a Miguel Ángel Jiménez con pocas opciones de abrazar la gloria en Muirfield, un auténtico campo de minas plasmado en bunkers de arenas movedizas donde se difuminaron las esperanzas del querido golfista malagueño, que entregó una tercera tarjeta de 77 golpes antes de reaccionar con otra de 73 y acabar en el decimotercer lugar.
Por detrás, casi a la misma altura de Miguel Ángel Jiménez, ha concluido el barcelonés Eduardo de la Riva, con un trabajo digno de elogio, dos veces 73 golpes en las dos primeras jornadas antes de rubricar un 75 y, sobre todo, un 69, resultados combinados que le han permitido ocupar la zona media-alta de la tabla (puesto 15).
Rafael Cabrera y Sergio García concluyeron en el puesto 21, a diez golpes del ganador. El canario ha ido encontrando crecientes dificultades (67, 74 y 76) antes de arreglarlo ligeramente, situación que le hizo resbalar ?desde la segunda plaza en la jornada inaugural? poco a poco posiciones en la clasificación general.
Sergio García, por su parte, tampoco encontró la fórmula para superar las dificultades de Muirfield. Rondas de 75, 73, 68 y 75 ?la tercera sí que fue buena, de hecho la mejor de todos ese día? le condujeron al reseñado puesto 21