
El enfrentamiento entre Coca-Cola y su nueva embotelladora única en España, Coca-Cola Iberian Partners (CCIP), va a más cada día que pasa, especialmente tras la anulación del ERE por parte de la Audiencia Nacional. En la multinacional norteamericana han sorprendido los datos de ventas que su embotellador aportó tanto en el tribunal como ante la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, adelantados por elEconomista el pasado miércoles y que reflejan un desplome del 48,6 por ciento a 28 de febrero de este año, respecto al mismo periodo del ejercicio.
La empresa de refrescos precisó nada más conocerse estos datos que sus ventas retrocedieron en volumen un 2,3 por ciento en febrero en tasa interanual en la zona centro, tras la presentación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE), que afectaba a 1.190 empleados. Es más, fuentes de la multinacional precisaron a Europa Press que la caída de ventas en la zona centro, que abarca las comunidades autónomas a las que abastecía la madrileña fábrica de Fuenlabrada (Madrid y la mayor parte de Castilla y León y Castilla-La Mancha), está en línea con la experimentada por el mercado, con un descenso del 1,5 por ciento en febrero respecto al mismo mes del año anterior.
Pero esas cifras no tienen nada que ver con las que dio la embotelladora a Trabajo y confirmó luego en la Audiencia, tal y como se refleja en distintos documentos oficiales. "La empresa aporta un informe comparativo de ventas a 28/02/14 en relación a las ventas a 28/02/2013 en el que en el acumulado del mes se aprecia una disminución en las ventas del 48,6 por ciento en la zona centro de cajas físicas y un acumulado año de un 24,2 por ciento menos", se asegura por ejemplo en el último informe elaborado por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, en el que se acusaba a la embotelladora de haber vulnerado el derecho de huelga de sus trabajadores. ¿Dónde está entonces la explicación? En el comité de empresa sospechan que Coca-Cola Iberian Partners podría haber facilitado datos falsos tanto a los inspectores como a la Audiencia Nacional para sacar adelante el ERE, teniendo en cuenta la necesidad de ajustar la producción. Lo cierto es que el embotellador se escudó en estos datos para demostrar el daño que le estaba haciendo la huelga.
De hecho, según se recoge en el informe, "el representante de la empresa Madrid Ecoplatform (la empresa que gestiona el almacén logístico en el centro de España de la embotelladora) manifiesta la existencia de graves problemas en el abastecimiento de producto por los piquetes que se encuentran en la puerta del centro de trabajo".
Pero las cifras de ventas no son el único motivo de discordia que hay entre Coca-Cola y su embotellador. Y es que la gestión del ERE ha provocado fuertes tensiones tanto entre las empresas como entre sus presidentes, Marcos de Quinto por parte de la compañía y Sol Daurella por el embotellador. A comienzos de año, De Quinto empezó diciendo que no era ni su empresa ni su ERE y eso generó un profundo malestar en la embotelladora, que exigió una mayor involucración para evitar el daño a la imagen de la marca.
Desde entonces, el presidente de Coca-Cola Iberia tomó el mando. Se reunió hasta con tres ministros (Fátima Báñez, de Empleo; Miguel Arias Cañete, de Agricultura Y Luis de Guindos, de Economía) y con varios responsables autonómicos explicándoles cuáles eran las razones de la reestructuración. Tanto Daurella como su consejero delegado, Victor Rufart, quedaron sin embargo en un segundo plano. Ninguno tomó la iniciativa a pesar de que eran ellos los que estaban llevando a cabo la reestructuración. Las fuentes consultadas por este periódico explican que Daurella, que gestiona toda su fortuna desde Luxemburgo, quería pasar completamente desapercibida en el proceso. Otra cosa es que lo pueda conseguir.