Es en el periodo 2010 a 2012, a pesar de haber ganado durante ese tiempo 860,9 millones de euros.
Las siete antiguas embotelladoras de Coca-Cola en España -fusionadas hoy en la nueva Iberian Partners- han obtenido entre 2010 y 2012 un beneficio operativo conjunto de 860,9 millones. Sin embargo, la empresa justifica el plan de reestructuración puesto en marcha, que afectará a 1.250 trabajadores y supondrá el despido o la prejubilación de 750 personas, porque sus ganancias se están reduciendo.
"Del análisis del resultado de explotación se desprende una situación económica que se ha deteriorado a lo largo de los últimos años puesto que, para el periodo 2010-2012, todos los embotelladores han sufrido descensos en esta partida, siendo el porcentaje agregado del 29,7 por ciento", asegura Coca-Cola Iberian Partners en el informe técnico presentado a los sindicatos, en el que se escuda para llevar a cabo el cierre de cuatro fábricas (Madrid, Oviedo, Palma de Mallorca y Alicante), de las once que tiene actualmente en España.
Según dice la compañía, "si se analiza el peso relativo del margen bruto sobre la cifra de negocio de cada embotellador todos han sufrido descensos en el periodo 2010-2012 en porcentajes que oscilan entre el -3,4 y el -18,6 por ciento".
Y lo peor, de acuerdo siempre con este informe, es que la evolución de las ventas, lejos de mejorar, se está deteriorando. Aunque todavía no hay cifras del cierre de 2013, en los nueve primeros meses del pasado año el importe neto de su cifra de negocio cayó un 4,4 por ciento,hasta 2.055,8 millones de euros.
Mayor eficiencia
Pero no son sólo las ventas lo que caen, también la producción, tanto en cajas, con un descenso del 14 por ciento entre 2008 y 2013, como en litros, con una caída del 4,3 por ciento durante ese mismo periodo. Según explica el grupo, "la evolución de la producción por formatos pone de manifiesto la tendencia decreciente de aquellos envases de menor capacidad, que son los que tienen una mayor rentabilidad (la botella de vidrio y la lata), en favor del formato PET (la botella de plástico". De forma paralela, además, el consumo de bebidas refrescantes y gaseosas en el canal de hostelería, el de mayor rentabilidad, ha disminuido, mientras que el peso del consumo en el hogar, con menores márgenes, ha aumentado.
"Aún así, el incremento del consumo de bebidas refrescantes en el hogar no ha conseguido paliar la elevada caída de las ventas en hostelería", recuerda la empresa.
Las ventas caen y se desvían a canales menos rentables, pero la empresa sigue ganando dinero. Aunque todavía no hay datos cerrados del ejercicio, en los nueve primeros meses de 2013 obtuvo unas ganancias de 127,5 millones de euros. Y no sólo eso. Su margen, además, está aumentando. En 2012 era del 50 por ciento y ahora, pese a los argumentos que utiliza la compañía, se sitúa en el 54 por ciento sobre ventas.
"El motivo de dicho aumento podría deberse al hecho de que en el ejercicio 2013 algunas operaciones ya se llevan a cabo de forma integrada, como se ha comentado en apartados anteriores, y que, por tanto, se obtenga una mayor eficiencia y rentabilidad", explica Coca-Cola Iberian Partners, que insiste también en que "los márgenes obtenidos en ambos ejercicios no son del todo comparables, ya que mientras que en el ejercicio 2012 todas las ventas se hacían directamente desde los embotelladores al mercado, a partir del ejercicio 2013 dichas ventas empiezan a realizarse paulatinamente a través de Coca-Cola Iberian Partners".
Distintas evoluciones
En cualquier caso, la situación es también distinta de una embotelladora a otra (empezaron a operar de forma conjunta el pasado junio). Aunque Coca-Cola dice que la caída de ventas ha afectado en los nueve primeros meses de 2013 a todas sus embotelladoras, salvo a Norbega, que en el tercer trimestre del año pasado aumentó su facturación un 258,8 por ciento, pasando de 62,9 a 225,7 millones de euros, no todos los casos son iguales.
Así, la facturación de Cobega, la compañía catalana propiedad de la familia Daurella, se disparó entre 2010 y 2012 hasta 1.842 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 22 por ciento justo antes de que se pusiera en marcha el proceso de fusión. En ese periodo, la empresa, que representa el 48 por ciento del negocio total de Coca-Cola en España, apenas redujo un 2,3 por ciento su resultado de explotación, hasta 116 millones. Eso hasta ahora, porque desde que se inició el pasado año su proceso de fusión con las otras seis embotelladoras españolas, mucho más pequeñas, sus ventas no han parado de caer. En el primer trimestre de 2013 se redujeron un 5,2 por ciento, en el segundo un 19,2 por ciento y en el tercero un 20,2 por ciento.
En Casbega, la segunda embotelladora hasta ahora del grupo y responsable de la producción en la zona centro, la caída ha sido más acentuada. El importe neto de la cifra de negocios se redujo en 2012 a 549 millones, lo que supuso un 9,8 por ciento menos. Y el resultado de explotación bajó en ese mismo periodo un 61,1 por ciento. La empresa pasó de ganar 80,5 millones a 31,3 millones de euros. El deterioro continuó además a lo largo de los primeros nueve meses de 2013, aunque suavizándose ligeramente. En el primer trimestre, la facturación cayó un 9,7 por ciento, en el segundo un 7,5 por ciento y en el tercero un 4,1 por ciento.
La caída de la demanda, la pérdida de rentabilidad y el supuesto deterioro de los márgenes no son de todos modos las únicas razones que explica, según Coca-Cola, el cierre de fábricas y el despido de trabajadores. La empresa recuerda en el informe técnico que, tras más de 50 años de relación comercial, la multinacional norteamericana comunicó a todos los embotelladores que distribuían sus productos en España, Andorra y Portugal que "para la renovación del contrato de embotellado resultaba necesario que la fabricación, embotellado, distribución y comercialización de sus productos en la Península Ibérica pasase a realizarse al amparo de un nuevo y único contrato, que suscribiría con Coca-Cola Iberian Partners, residente en España, en la que debía integrarse el negocio de todos los embotelladores para desarrollar su actividad bajo un mismo sistema de gestión". Fue entonces, en 2011, cuando las distintas familias propietarias de las compañías embotelladoras, con los Daurella a la cabeza, comenzaron a negociar su integración, que se saldó con la fusión el año pasado.
Y es ahora, una vez completada, cuando la multinacional ha puesto en marcha un nuevo proceso porque resta poder a su filial en España, presidida por Marcos de Quinto, en favor de la nueva embotelladora, cuya primera ejecutiva es Sol Daurella. En este caso no se trata, sin embargo, de una decisión que afecte únicamente a España o Portugal, sino a todo el mundo. De hecho, responde a un plan puesto en marcha a nivel internacional por el presidente mundial del grupo, Muhtar Kent, que quiere crear embotelladores fuertes en cada país, con pleno poder de decisión en todos los terrenos, pero de forma muy especial en el comercial.
Tal y como adelantó ya elEconomista el pasado 13 de diciembre, Coca-Cola ha dado ya el primer paso al traspasar a Iberian Partners la gestión de los grandes clientes. Era una operativa que recaía hasta ahora en una empresa denominada Coca-Cola Gestión, controlada por la multinacional, a pesar de que cada embotellador tenía una pequeña participación. Iberian Partners ha asumido la totalidad de la plantilla de esta sociedad -unas 50 personas-, estando previsto, además, que tome el cien por cien de las acciones a corto plazo.
Según explican fuentes próximas a la compañía consultadas por este periódico, la presidencia de Coca-Cola Gestión era rotatoria entre los embotelladores, pero el director general, José Luis Ruiz, pertenecía al grupo. A partir de ahora, esa división pasa a depender, sin embargo, de Francecs Cosano, director de Operaciones de Iberian Partners, un equipo en el que el propio Ruiz se ha integrado.
Reorganización en la filial
A eso hay que sumar además la salida del director general de Coca-Cola España, Fernando Amenedo, que era el encargado de coordinar la gestión diaria con las embotelladoras, y cuyo puesto ha sido amortizado. Eso al margen de la salida de otra veintena de personas aproximadamente, que también han pactado su salida de la empresa. Las fuentes consultadas insisten en que es un proceso que va a continuar en el tiempo y que implicará reducir la estructura del grupo en España, que se queda de momento con una plantilla de unas 170 personas aproximadamente.
"Antes tenía sentido que hubiera una compañía fuerte porque había que negociar no sólo los contratos con los siete embotelladores, sino también el día a día, pero ahora la situación ha cambiado", aseguran.
La imagen de la empresa se deteriora mientras tanto un poco más cada día, sobre todo después de que los trabajadores hayan impulsado distintas campañas de boicots y en algunas zonas, como Alicante, los hosteleros han dejado de servir el producto.
Según el comité de empresa, Coca-Cola ha reducido sus ventas en Madrid en torno a un 40 por ciento desde que se ha iniciado la huelga de los trabajadores de la planta embotelladora de Fuenlabrada (Madrid) en contra del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) puesto en marcha por el gigante de los refrescos.