Agro

Las buenas previsiones de vendimia completan un gran año agrario

La vendimia se generalizará en los próximos días
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Tras un 2017 marcado por la sequía y las heladas, los viticultores afrontan una campaña con buenas previsiones en cantidad y calidad gracias a una pluviometría generosa y temperaturas benignas que han permitido una adecuada maduración.

En la DO La Mancha la campaña ha transcurrido bajo la normalidad salvo algunas heladas puntuales que redujeron la producción en determinadas zonas. Casos aislados que al final no han tenido repercusión "porque las lluvias primaverales vinieron muy bien recuperando vegetación y producción en las zonas más castigadas", explica Carlos David Bonilla, presidente de la DO.

La vendimia en esta zona comenzó con las variedades blancas de forma muy lenta sobre el 25-27 de agosto y en estos días se generalizará a toda la denominación de origen, ya que se empezarán a vendimiar las variedades tintas de secano y el resto de variedades blancas. "Esperamos sobre un 15 por ciento más de producción que el año pasado, aunque tenemos que esperar a ver los datos definitivos cuando empecemos con las variedades tintas y la Airén, que es una de las variedades más significativas en esta denominación que abarca en total ya unas 160.000 hectáreas", señala Bonilla.

Los primeros datos recogidos apuntan a una muy buena calidad, ya que la uva ha ido madurando lentamente a diferencia de otros años. "Se está vendimiando poco a poco y en el momento óptimo. Las lluvias de mayo y el verano fresco y seco han venido muy bien, para tener una uva sana que promete unos vinos de calidad excepcional", comenta el presidente de este consejo regulador. Esta denominación volverá a rozar este año los más de 150 millones de litros del año pasado, ya que aunque vaya a haber más producción que en 2017, las bodegas seleccionarán solo las mejores uvas para mantener la calidad que se han marcado como objetivo.

Ribera del Duero, cosecha media

Los viñedos de esta denominación se encuentran ahora en uno de sus momentos decisivos, la maduración. Una vez más y en la última etapa del ciclo, las temperaturas de septiembre serán fundamentales para una de las vendimias más tardías que seguramente se generalice sobre el 7-8 de octubre.

Este año, en la Ribera del Duero se ha caracterizado por unas brotaciones tardías y unas heladas de irradiación a finales de abril que retrasaron el ciclo. La primavera en esta zona fue lluviosa, si bien no hubo problemas de oídio ni mildiu, gracias a la vigilancia y profesionalidad de los viticultores atentos a cualquier incidencia dadas las condiciones de humedad de esos días.

Las uvas llegaron a la fase del envero con un retraso importante, pero "gracias a la humedad y a un mes de julio fresco sin excesivo calor, recuperaron el retraso acumulado en el ciclo que se redujo a prácticamente 3 ó 4 días con respecto a un año medio", comenta Agustín Alonso González, director técnico de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Las previsiones meteorológicas a corto plazo para este decisivo mes de septiembre son buenas.

De momento, la uva está sana y acumula un leve retraso a la espera de que las temperaturas respeten lo que queda hasta inicios de octubre y no haga ni excesivo calor ni frío. "Debido a que las heladas han sido puntuales y no generalizadas, lo normal es que tengamos una cosecha media en la línea de los últimos cinco años, quitando el 2017 que fue totalmente atípico por la sequía", señala Alonso González. La producción en la Ribera del Duero, por lo tanto, se podía ir sobre los 103 millones de kilos si las temperaturas son benignas como están siendo estos días. La calidad se espera que sea buena según detallan los primeros informes a la espera de los datos definitivos terminada la vendimia.

La campaña en Rueda también ha estado caracterizada por una pluviometría superior a la media registrada por esta denominación. Algo que, desde los servicios técnicos, califican de positivo tanto para la vegetación como para el estado fenológico de las viñas. "El ciclo vegetativo va más retrasado que el año pasado, que se adelantó muchísimo, y ahora hemos vuelto a fechas normales similares a la de 2016. Las precipitaciones han venido muy bien y la única consecuencia es que hemos tenido que estar más vigilantes para prevenir enfermedades y repetir algún tratamiento por la lluvia", comenta Jesús Díez de Íscar, director técnico del C.R.D.O. Rueda.

La vendimia comenzó este año el 31 de agosto con la variedad Sauvignon Blanc, cuyo ciclo vegetativo es más corto que el resto de las variedades. A partir de la segunda quincena de septiembre, comenzará la vendimia de la variedad Verdejo, autóctona de la zona, y verdadero buque insignia de una denominación que este año tiene registradas 16.164 hectáreas.

"Todavía es pronto para dar unas cifras por las pocas parcelas que llevamos cosechadas, pero creemos que podemos llegar a los 110 millones de kilos de uva", aventura Díez de Íscar. Una cifra normal para un año tipo en la denominación, teniendo en cuenta que esta zona crece cada año, independientemente de la bondad de la climatología porque entran en producción las nuevas plantaciones que se han realizado estos años atrás.

Calidad prometedora

El nivel de calidad que se espera para esta campaña es muy prometedor. El grado de maduración es inmejorable y el equilibrio entre grados y acidez es bastante bueno. "La maduración se ha visto favorecida por las grandes diferencias de temperatura entre el día y la noche registradas en los últimos días y por un viñedo en perfecto estado sanitario lo que augura una buena calidad a día de hoy", comenta Jesús Díez de Íscar.

La vendimia en la Denominación de Origen Calificada Rioja comenzó el 28 de agosto con la entrada de Tempranillo Blanco en Aldeanueva de Ebro. En general, en la Zona de Rioja Oriental están con la vendimia de las variedades blancas más precoces como el Tempranillo blanco, el Sauvignon blanc o el Chardonnay y con el inicio de entradas de Viura. "Tenemos un retraso en torno a los 20 días con la pasada campaña y de unos 4-5 días con una campaña normal de Rioja, explica Pablo Franco, director técnico del Consejo Regulador.

La buena situación sanitaria de los viñedos ha sido fruto de un trabajo intenso en las parcelas debido una campaña marcada por las inclemencias meteorológicas. "En una primera fase, se tuvo que hacer una importante labor para corregir en la poda los daños causado por la helada de 2017 y, posteriormente, por las difíciles condiciones meteorológicas que hemos tenido durante 2018 marcadas por las abundantes precipitaciones y tormentas en algunos casos acompañadas por pedrisco", comenta Pablo Franco.

En cuanto a la producción esperada, la Denominación de Origen Rioja se encuentra con una buena situación productiva en la que los datos de peso disponibles en este momento confirman un mayor peso medio de los racimos en comparación con un año medio. Dependiendo de las condiciones meteorológicas que se produzcan hasta final de ciclo, en estos momentos podemos prever una vendimia que dará cumplimiento a las expectativas de producción marcadas por el Consejo Regulador,

ampliamente superiores a la atípica campaña 2017 que registró 349,52 millones de kilos de uva.

A día de hoy, la maduración de la uva de la Rioja evoluciona correctamente con un buen estado sanitario de la uva. Por ello, a pesar de solo contar con las entradas de la uva blanca, están convencidos de que debido a las condiciones meteorológicas marcadas por las abundantes precipitaciones y un verano de notables temperaturas, junto a un agosto seco "invita a pensar que los vinos de Rioja de la cosecha 2018 van a ser moderados en alcohol con marcado carácter fresco que en su conjunto aportarán grandes sensaciones de finura y elegancia", destaca Pablo Franco.

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