Agro

"Coordinación de esfuerzos para alcanzar un mismo objetivo: la agricultura del futuro"

"La agricultura nos da la vida", así concluía la intervención de Adonay Obando, presidente de AEPLA en la clausura de la Asamblea General que la Asociación celebró en Madrid el pasado 5 de abril. Una frase que encierra en seis palabras el pasado, presente y futuro de la humanidad. La actividad agraria se ha desarrollado desde la cultura neolítica hasta nuestros días, y sin duda será crucial para el futuro. No sólo porque la próxima generación serán 9.500 millones de personas las que demanden alimentos, sino porque además deberá realizarse de manera sostenible. Se presenta como una difícil misión, sin embargo se puede hacer.

El desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a la agricultura ha resultado decisivo para que el sector agrario se convierta en pilar básico de la economía y el desarrollo de los países. Así, la agroalimentación es ya la primera rama industrial en España, representando el 20,5% de las ventas netas de productos, superando el 10% del PIB y generando 2,3 millones de empleos. Además, ofrece una calidad y esperanza de vida impensable para las generaciones que nos preceden. En 2010 ésta se situaba en nuestro país por encima de los 80 años.

Cada día llegan a nuestra mesa una variedad de alimentos suficientes y sanos que damos por segura, sin conocer en la mayoría de los casos, el importante esfuerzo que hay detrás de un gesto tan cotidiano para todos nosotros. Esta sospecha se vio confirmada hace ahora 2 años, cuando se hacían públicos los resultados de la I Encuesta Demoscópica sobre Percepción e Imagen de la Agricultura llevada a cabo por Elogia para AEPLA. El estudio revelaba el gran desconocimiento que del mundo agrario tiene la sociedad actual y la desconexión del mundo urbanita respecto al rural. Esta desinformación es aún mayor en el caso de los productos fitosanitarios, las medicinas de las plantas, eficaces herramientas que la ciencia ha puesto a nuestra disposición para proteger los cultivos y garantizar la productividad agrícola. El dato habla por sí sólo: cada año un 40% de la producción agrícola se pierde a causa de plagas, enfermedades y malas hierbas. Esta cifra se duplicaría sin la protección fitosanitaria.

Es innegable la distorsionada imagen que de estas soluciones tiene el ciudadano de hoy, desconociendo sin duda que detrás de cada autorización de estos productos hay un enorme esfuerzo en investigación y desarrollo que permita cumplir con la estricta normativa a la que están sometidos, garantizando así su eficacia y seguridad para el agricultor que los aplica, los consumidores y el medio ambiente.

Desarrollar una nueva molécula significa más de 9 años de investigación y una inversión de entre 250 y 300 millones de euros. Convencidas de que innovando hoy se hace frente a frente a los retos del futuro, las compañías productoras de fitosanitarios destinan importantes recursos a I+D+i. En 2050 la innovación agrícola puede proporcionar un 67% más de alimentos a precios un 50% más bajo. Sin embargo, para que este esfuerzo no caiga en balde es necesario un marco normativo en el que las decisiones sopesen riesgos y beneficios, apoyadas siempre en la evidencia científica y la experiencia, escenario que no se da hoy en día en Europa. De lo contrario, lejos de fomentar se desalentará la innovación.

En España, existe además un obstáculo añadido. Contamos con un sistema de evaluación y autorización de productos que adolece de grandes defectos. En los últimos años, AEPLA ha puesto sobre la mesa la propuesta de creación de una Agencia Única de Evaluación de Productos Fitosanitarios. Creemos que este modelo, que tan buenos resultados ha dado en países como Francia, Reino Unido o Austria, aportaría numerosas mejoras al sistema actual. Entre ellas, una mayor eficacia y eficiencia del sistema al separar las tareas ejecutivas y de evaluación de las legislativas y administrativas y una mayor predictibilidad del sistema al armonizar y clarificar los criterios de evaluación, así como una menor carga burocrática para la administración y las compañías que registran los productos. Por extensión, garantizaría la competitividad la agricultura española.

En esta demanda el sector fitosanitario está unido, tanto fabricantes, distribuidores como agricultores, independientemente del origen de las soluciones, químicas o biológicas, como se demostró en la carta abierta presentada, conjuntamente, ya en 2015. Por eso recibimos con optimismo la reciente decisión de la Comisión de Agricultura del Congreso de los Diputados de aprobar la Propuesta No de Ley presentada por el Grupo Parlamentario Ciudadanos, instando al gobierno a crear una Agencia Única de Evaluación de fitosanitarios como solución a los problemas del sistema nacional de evaluación y autorización nacional de estos productos. Esta Proposición no es vinculante, pero sin duda es un importante respaldo a nuestras demandas, por ello nos sentimos muy satisfechos. Desde AEPLA siempre hemos ofrecido nuestra colaboración para el diseño de un sistema que beneficie a la Administración y al administrado, buscando una auténtica gestión de la sanidad de los cultivos. El ofrecimiento sigue en pie.

Miramos al futuro, porque sólo así es posible avanzar y mejorar. Adelantarse a los acontecimientos es la mejor herramienta estratégica para alcanzar el éxito. La agricultura constituye un sector clave para nuestra economía y sociedad que debe enfrentarse en los próximos años a importantes retos y oportunidades. Se desarrolla en un mercado globalizado y bajo un marco normativo complejo que exigirá aumentar la productividad y competitividad de manera sostenible, respondiendo a las demandas de una exigente sociedad preocupada por el cambio climático y la escasez de recursos naturales.

"Creo que el futuro de la humanidad está en el progreso de la razón a través de la ciencia"

Émile Zola (1840-1902)

Carlos Palomar,

director general de Aepla

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