Agro

"El acuerdo entre la UE y Sudáfrica sobre cítricos es una gran amenaza para nuestras producciones"

  • "Es fundamental crear una marca andaluza de naranjas fuerte"
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Salvador Fernández Rodríguez (El Villar, Córdoba) es agricultor de cítricos y hortícolas junto con sus cuatro hijos. Cultiva, principalmente, cebollas, pimientos, algo de algodón y naranjas. Responsable de Cítricos de Coag Andalucía, tras la reciente eliminación de los aranceles por parte de la Unión Europea a la importación de naranjas y mandarinas desde Sudáfrica y otros países de África, hemos querido analizar con él qué efectos puede tener esta nueva situación para el sector. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro

¿Cómo evoluciona la campaña actual de cítricos en Andalucía?

El problema este año ha venido por la sequía. Las mandarinas tempranas se han desarrollado poco y casi todos los calibres se han quedado cortos. Hemos tenido problemas para vender y muchas de ellas se han tenido que destinar para zumo. Las tardías todavía pueden recuperar gracias a las últimas lluvias. De momento se ve que van mejorando y están haciendo calibre. En lo que respecta a las naranjas, la situación es parecida a la de las mandarinas. A la temprana también le afectó la sequía y esperamos que para enero, cuando empiece la campaña de la media y la tardía, se hayan recuperado y tengan unos calibres normales. Las organizaciones agrarias estamos descontentos, porque desde la Consejería de Agricultura de Andalucía, sin datos exactos, se vaticinó antes de iniciarse la campaña un aumento de la producción. Algo que no era real, y que los compradores aprovecharon para empezar a justificarse con precios a la baja.

¿Cuál es el panorama actual de precios?

En naranjas, ahora mismo se están pagando entre unos 19 y 30 céntimos por kilo en el árbol. Es un precio aceptable que permite a los agricultores cubrir costes y tener un pequeño margen comercial. La evolución de los precios de aquí a principios de año, cuando empiece la tardía, dependerá de la cosecha que se consiga -si finalmente se recuperan los calibres- y de las exportaciones. En función de cómo evolucionen estos dos factores, el precio podría subir algunos céntimos.

¿Cuál es el camino que debe seguir el sector, ir hacia la calidad, mejorar su competitividad agrupándose o apostar más por el marketing?

Se pueden hacer muchas cosas pero a veces no es tan sencillo llevarlas a cabo. Una medida importante sería que productores y compradores se pusieran de acuerdo para que nunca se venda por debajo de costes, pero es complicado. Otro paso fundamental sería crear una marca de naranja andaluza que se identifique con una calidad y un territorio y el consumidor sepa reconocerla. Se ha intentado crear la marca de Naranja del Guadalquivir, pero por el momento no ha fructificado. Sería importante que la Administración se volcase con este tema. Creo que es importante que nos agrupemos todos en torno a una marca de calidad y que el consumidor pueda reconocerla porque ahora tanto en España como fuera se compran naranjas y se desconoce su procedencia. Se venden naranjas de esta zona o de otras con etiquetado incorrecto que confunde al consumidor.

¿Cuál es el principal destino de nuestras naranjas y mandarinas?

El principal destino es la exportación, más del 75% de la producción sale fuera de nuestras fronteras, principalmente a Alemania, Francia e Inglaterra. Rusia era un mercado importante para nosotros, pero el veto nos afectó bastante porque un volumen importante se destinaba a esta región.

¿Qué puede suponer la reciente eliminación de los aranceles a la importación de cítricos desde Sudáfrica y otros países de África?

Es una gran amenaza para la competitividad de nuestras producciones. Por un lado, Europa nos exige una trazabilidad y que utilicemos una serie de productos que repercuten en nuestros costes de producción, pero después deja entrar naranjas que no tienen los mismos controles y encima tienen problemas de enfermedades. Si a estas naranjas les exigieran lo mismo que a nosotros, la mitad no entraría en nuestras fronteras. Mientras nosotros pasamos todo tipo de inspecciones y utilizamos un listado reducido de productos fitosanitarios, cultivando naranjas casi ecológicas, estos países tienen problemas de enfermedades y utilizan productos que hace 10 años que nosotros no echamos.

¿Qué se podría hacer ante esta situación?

No se puede prohibir la entrada de naranjas procedentes de estos países, pero sí que podemos hacer controles más exhaustivos para que no entren aquellas que supongan un riesgo para nuestros consumidores y explotaciones. La mancha negra está erradicada de nuestro país y sería gravísimo que por estos acuerdos que adopta la UE tuviéramos un problema con esta plaga cuyos efectos son devastadores.

¿Está asegurado el relevo en las explotaciones de cítricos?

El relevo no está asegurado porque hay mucha incertidumbre en este sector, lo que hace que en realidad no sea atractivo. A pesar de los esfuerzos que está haciendo la Administración por fomentar las incorporaciones, al menos la mitad de las explotaciones no tiene un relevo claro. Es una profesión en la que unos años se gana y otros se pierde y no todo el mundo está dispuesto a aceptar eso.

¿Qué otros problemas tiene el campo andaluz y en concreto en la provincia de Córdoba?

Uno de los sectores que más está sufriendo es la ganadería por la falta de rentabilidad. El olivar vive un buen momento, pero la cantidad de explotaciones que se están poniendo es asombrosa y arroja dudas de qué pasará en cinco años. Si habrá una sobreproducción o, por el contrario, el mercado y el aumento de las exportaciones absorberán todo lo que van a producir estas nuevas plantaciones.

¿Qué mensaje le gustaría trasmitir a Administración y productores?

A los agricultores, que tenemos que seguir luchando para que el sector sea rentable y tenga futuro; sólo así, conseguiremos que los jóvenes vean en el campo una opción interesante. A la Administración le diría que nos tenga más en cuenta y nos deje vivir. Somos el único sector que no pone el precio a sus productos. Nos fijan el precio del abono, los fitosanitarios, las semillas, la maquinaria, pero nosotros no ponemos el precio a nuestros productos, nos imponen a qué precio debemos venderlo. Esa situación debe cambiar.

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