
Finalmente, la producción citrícola valenciana se situará en más de tres millones de toneladas de una producción total española que suele rondar entre los cinco y seis millones de toneladas. Tras acumular varios años de pérdidas, los precios subieron este año por la caída de la producción, un 19% menor, con respecto al año pasado. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro
"El calor y la sequía que tuvimos el mes de mayo del año pasado afectó sensiblemente a la cosecha", comenta el presidente de la Lonja de Cítricos de Valencia Jenaro Avió. Este descenso, no sólo se debió a causas climáticas; muchos agricultores "abandonaron el cultivo de la naranja y la mandarina por falta de rentabilidad a favor de otros como el caqui".
Balance final
El balance final de la campaña 2015/2016 puede catalogarse de irregular. Si bien las cotizaciones en origen experimentaron un aumento de entre un 8 y un 15%, respecto a la última temporada, este comportamiento positivo no se trasladó en todos los casos al bolsillo de los agricultores.
Mientras algunos citricultores salieron beneficiados y pudieron recuperar parte de las pérdidas acumuladas en años precedentes, muchos otros ni siquiera cubrieron los costes de producción debido al descenso de fruta cosechada. "Para los agricultores que no les afectó, el calor fue un año bueno porque tuvieron cosecha y buen precio, pero también hubo zonas y variedades como Marisol donde no se ha recogido nada o prácticamente nada", explica el también director de la Asociación Valenciana de Agricultores Ava-Asaja, Jenaro Avió.
Los precios durante esta campaña se situaron en mandarinas entre los 20 y los 40 céntimos/kilo, mientras que por las naranjas se pagaron en la primera parte de la campaña entre 15 y 20 céntimos el kilo en una variedad de referencia como la Navelina. Un precio que mejoró sensiblemente en la segunda parte de la campaña alcanzando un intervalo de entre 23 y 37 céntimos/ kilo.
Maniobras
Ava-Asaja y otras organizaciones agrarias han denunciado diferentes estrategias comerciales llevadas a cabo por la gran distribución, al inicio de la campaña, para hundir de salida unos precios al alza por una cosecha inferior. "Pedimos una remuneración justa y una Ley de la Cadena Alimentaria más amplia y ambiciosa que no sólo afecte a España, sino también a Europa, donde se exporta entre el 70 y el 80% de la producción española".
El gran problema de la principal zona de producción española sigue siendo el reducido tamaño de las explotaciones, que encarece los costes de producción. La Comunidad Valenciana tiene explotaciones muy pequeñas y dispersas que lastran la rentabilidad. "Es necesaria una reforma estructural para incrementar su tamaño y así hacerlas más viables y competitivas, lo que ayudaría a reducir los costes de producción", demanda Avió.