
Hay una frase atribuida a Cicerón que dice que la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre. Producir alimentos de calidad para alimentar al mundo es un reto precioso, pero hoy en día, nada fácil y menos para los que empiezan. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro
Estas son las diez trabas con las que tienen que luchar todos los jóvenes que deciden empezar en el sector agrario:
1. Acceso a la tierra
Es sin duda la primera de la lista porque hay poca y los precios son muy altos. Las razones son varias. "Hay personas que no se dedican profesionalmente a la agricultura, pero gracias a las ayudas de la Política Agraria Común (PAC), les es rentable tenerlas porque los requisitos que se ponen para recibir las ayudas no son los que serían deseables como sucede en países como Alemania o Francia, donde la definición de agricultor activo equivale a la de profesional. A esto hay que añadirle que la crisis inmobiliaria ha propiciado que grandes capitales hayan comprado tierras como valor refugio, lo que encareció unos precios que ya estaban bastante altos", comenta Toño Romé, coordinador de las Juventudes Agrarias de COAG.
Empezar de cero es imposible porque entre la compra de la tierra y la inversión en maquinaria, el desembolso es considerable. El coste, por ejemplo, de 10 hectáreas en Valencia, con el arrendamiento y los gastos de una campaña, son aproximadamente de unos 36.000 euros, sin contar en esa cifra la maquinaria necesaria. Los jóvenes que toman el relevo en la explotación tampoco lo tienen fácil.
A los precios altos y las dificultades de acceso al crédito, se les añade, en algunas Comunidades, el desembolso del Impuesto de Sucesiones. Muchas veces los impuestos son tan altos, que no compensa recibir una herencia de una finca a la que se le podía dar continuidad por los hijos. "En muchas situaciones es tanto el gasto que no compensa o simplemente no se dispone del dinero suficiente para afrontarlo. Teniendo en cuenta además, que es un impuesto injusto porque dependiendo de la zona de España donde hayas nacido, tienes que pagarlo o no. Tendría que ser lo mismo para todos", explica Paola del Castillo, ganadera en Andalucía y presidenta Nacional de Asaja Joven.
2. Difícil acceso al crédito
Otro de los grandes hándicaps para los jóvenes de hoy en día es el acceso al crédito. A pesar del esfuerzo de muchas entidades, los jóvenes tienen que superar muchas trabas hasta conseguir la financiación que necesitan. "Para los que llevan varios años dedicándose a la agricultura y la ganadería hay más flexibilidad, pero para los que empiezan, es muy complicado. Te piden muchos avales y al principio no puedes ofrecer mucho por lo que terminas dependiendo del aval o la ayuda de la familia", explica Toño Romé.
Un paso adelante sería que se volviese a considerar suficiente aval para bancos o cajas la concesión de las ayudas, nos comenta, Ricardo Bayo, presidente de UPA Joven. "Antes, con la concesión valía para que te adelantasen el dinero pero ahora, necesitas que se resuelva el expediente para que te adelanten el dinero". De la misma opinión es Paola del Castillo, de la organización agraria Asaja. "Las ayudas para la primera instalación son fundamentales para dar los primeros pasos y al final vives pendiente de que las convoquen primero y que se resuelvan porque si no, no fluye la financiación. Sería bueno que la concesión de la subvención fuera suficiente para que te concediesen el dinero pero, no sucede así".
Otro hándicap aparejado al crédito y a las ayudas es la disparidad de fechas y criterios en las diferentes autonomías. Aunque el dinero viene de Europa, son las Comunidades Autónomas quienes lo gestionan. Dándose situaciones muy diferentes, porque no todas las ayudas salen a la vez en todo el territorio nacional y hay Comunidades que no las convocan todos los años. Una situación que genera desigualdades. Para Del Castillo se echa de menos por parte de los bancos "productos" diseñados especialmente para los agricultores y ganaderos jóvenes. "Los créditos blandos no terminan de funcionar y sería bueno que para el tema de los avales se buscaran fórmulas a través de la Administración o el Fondo Europeo de Inversiones para que ellos avalasen un tanto por ciento hasta que llega el dinero de las ayudas.
3. Una I+D+i desconectada
Otra de las barreras con la que se encuentran los jóvenes es que la trasmisión de las innovaciones desde los centros de investigación de la Administración y las empresas llega tarde a los agricultores y ganaderos. "La trasmisión del conocimiento debe acelerarse y potenciarse. En el caso de los cítricos, apostar por reconvertirse a las variedades que demanda el mercado y no quedarse con las antiguas supone ser competitivo y que la explotación sea viable", apunta Ricardo Bayo, de UPA.
Falta información de cómo puedo aplicar las herramientas que van apareciendo y los nuevos avances a una explotación que está en funcionamiento". En qué área puedo ahorrar costes, dónde debo invertir más y cómo puedo sacar partido a la nueva maquinaria o software que se ponen en el mercado", incide también en este sentido Del Castillo.
4. Equiparación de servicios con la ciudad
La realidad es que el medio rural no dispone de los mismos servicios que la ciudad. Si no hay guarderías, colegios, servicios médicos o de ocio es difícil que los jóvenes y sus parejas se queden a vivir. "Una de las soluciones pasa por centralizar los máximos servicios en las cabeceras de comarca para que, al menos en esos puntos, exista lo suficiente para llevar una vida equiparable con una persona que vive en la ciudad. Pero muchas veces te encuentras que hasta el acceso a Internet, esencial para realizar cualquier trámite o el funcionamiento de una empresa, es complicado y limitado incluso en poblaciones no muy alejadas de núcleos urbanos", denuncia Toño Rome.
En el mismo sentido se expresa Ricardo Bayo: "Trasladarte a vivir a una zona rural supone una limitación en servicios, ocio y una brecha digital que debería reducirse si queremos competir con nuestros productos en un mercado global".
5. Excesiva burocracia
La complejidad que ha adquirido realizar cualquier trámite con la Administración ha llegado hasta tal punto que es imposible realizar algunas gestiones si no acudes a un especialista. "Es imposible gestionarlo todo sin recurrir a la ayuda de un profesional. En Andalucía, a muchas personas que no les concedieron la ayuda para la primera instalación, fueron precisamente las que decidieron realizar todos los trámites por su cuenta", nos explica Paola del Castillo.
Agricultores y ganaderos entienden que en temas como la trazabilidad o la aplicación de los fitosanitarios, por ejemplo, la Administración sea exigente o rigurosa, pero en ocasiones la burocracia es excesiva e interminable como en el caso de la PAC, los seguros, etc. "En algunos casos, necesitas ser abogado más que agricultor y al final te apoyas en especialistas para que te solucionen lo más complicado. Sería buena opción que las Oficinas de Capacitación Agraria fueran más cercanas y facilitasen los trámites que tenemos que hacer", comenta Romé, agricultor en Zuera (Zaragoza).
6. Formación poco accesible
El acceso a una formación continua y de calidad en el medio rural no es fácil porque, por su dispersión, exige muchas veces hacer muchos kilómetros para poder llegar a los centros especializados. Desde las organizaciones agrarias reclaman acercar en la medida de lo posible la formación a los pueblos y que sea más accesible. También rescatar del olvido programas que pueden ser muy positivos como las Becas Erasmus Agrarias que permitan a los jóvenes agricultores y ganaderos españoles conocer otras explotaciones, países y mercados.
7. Falta de presencia en los foros relevantes
Hay muy pocos jóvenes en las juntas directivas de cooperativas, empresas, interprofesionales y Mesas de Trabajo con el Ministerio de Agricultura. Organismos, donde realmente, después, se toman las decisiones que luego les afectan. "Sería muy positivo que se elevase la presencia de jóvenes en estos órganos, tanto por lo que podemos aportar con nuestras ideas, como por lo que se aprende en estas reuniones", reclama Paola del Castillo.
8. Poco reconocimiento social
Algunas trabas, también proceden del propio entorno. "En ocasiones son los propios familiares los que prefieren que sus hijos no se queden en la explotación y apuesten por otras profesiones. Al final esta barrera se supera con la ilusión del que empieza, pero suele haber un tradicional rechazo", detalla esta ganadera en Tarifa. La imagen que tiene la sociedad de los agricultores y ganaderos también influye porque no se corresponde con la real, ni está reconocida. "Se nos ve como cazasubvenciones en vez de gente profesional que trabaja mucho por proporcionar alimentos de calidad para la población con las mejores condiciones de seguridad. Hay gente que se ha quedado anclada en el estereotipo de que la persona que no valía para estudiar se quedaba en el campo, pero hoy en día, si no estás preparado, no vales como en cualquier sector", nos apunta Tomé.
9. Competencia desleal
Para Ricardo Bayo de UPA, otro freno es la competencia desleal de personas que ya se han jubilado, pero que siguen trabajando; según las circunstancias, no es ilegal, pero dificulta el acceso a la tierra de los más jóvenes y que estos puedan tomar el relevo antes.
10. Escasa voluntad política
Desde el sector joven de las organizaciones agrarias se echa en falta mayor voluntad política de todas las Administraciones, tanto la central como las regionales. Ministerio y Comunidades Autónoma se preocupan más, en ocasiones, por alcanzar un número determinado de incorporaciones y no en el apoyo real a los jóvenes que empiezan, intentando solucionar este listado de problemas que ellos mismos conocen.