Cada vez más, bares y restaurantes se están convirtiendo en el lugar idóneo donde los emprendedores estrechan lazos y cierran acuerdos. Lo informal de la situación se convierte en una ventaja a la hora de acercar posturas.
De la misma manera que unas cervezas consiguen sacar el lado más sincero de las personas, igual que muchas veces dan el valor que nos falta para contar esa cosa complicada, en el mundo de la empresa son también, y cada vez más, un vehículo perfecto para comenzar un negocio.
Compartir ideas, historias y retos o construir lazos es más fácil si hay una cerveza por medio. Eso al menos deben pensar muchos empresarios e inversionistas que recurren a ella para romper el hielo y buscar nuevas propuestas en un ambiente más relajado que el que pueda haber en una oficina o sala de reuniones.
De hecho, en algunos casos, esta práctica se ha convertido en algo habitual. La idea es reunir con cierta periodicidad a un grupo de emprendedores para que expongan sus ideas, sus éxitos y sus fracasos. El ambiente festivo que aporta la bebida o simplemente el hecho de encontrarse en un lugar de esparcimiento hacen que las cosas surjan de un modo más relajado y natural.
Ahora, esta práctica ha llegado a institucionalizarse, y ya se celebran este tipo de reuniones (que llegan a aglutinar cientos de emprendedores) en citas internacionales como las que se han celebrado en Singapur o Barcelona. Allí, los empresarios comparten sus métodos, prácticas y tendencias y se ayudan a mejorar unos a otros.
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