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¿Es homosexual? Los jefes de las grandes empresas quieren saberlo

  • El 2,1% de trabajadores de EY declaran su homosexualidad a la empresa
Imagen de Bloomberg

¿Le gustaría informar a la empresa sobre su orientación sexual? Esta pregunta podía ser polémica hasta hace poco, pero cada vez son más las grandes compañías estadounidenses que quieren conocer si sus empleados son homosexuales, bisexuales o transexuales. Pero no es para nada malo: aumenta la posibilidad de ser ascendido.

Y es que las grandes compañías pelean por ser cada vez más inclusivas, con el objetivo de atraer talento. Y sabiendo cuántos empleados LGBT tienen en nómina puede diseñar planes de beneficios para ellos, y favorecer sus ascensos para promover las diversidad.

"Recopilar esa información ya no es extraño", explica Gary Gates, investigador retirado de UCLA. El experto señala que la legalización del matrimonio homosexual y el hecho de que las fuerzas armadas hayan abandonado su política de "no preguntar y no decir", ha permitido que se pierdan los miedos y estigmas de dicha información.

No todas las empresas se atreven. Los riesgos en materia de seguridad, y el peligro de que dicha información pudiese ser robada, hizo que Chevron prefiriese no preguntar por la orientación sexual de sus empleados. El peligro, apuntan, es que un compañero canalla filtre ese tipo de información sobre otro trabajador para perjudicarle.

El principal problema en este sentido es que en 76 países la homosexualidad es un delito, por lo que de las empresas, sobre todo las que envían a sus trabajadores al extranjero, tratan de ser cuidadosas. Así, American Express, que recolecta datos sobre la orientación sexual en EEUU, solo replica la cuestión en países donde es legal. Además, las empresas que hacen este tipo de preguntas siempre remarcan que responder es voluntario.

"Nunca habría imaginado, hace 20 años, que se harían preguntas de este tipo", asegura con agradable sorpresa Allan Gilmour, exdirector financiero de Ford, que fue apartado de puestos de gran responsabilidad en los 90 tras anunciar su homosexualidad. Por entonces era mejor comportarse como si "fuera un asunto exclusivamente propio".

Uno de los empleados que más estimuló a Wells Fargo en 2011 a realizar esta pregunta fue Tom Barefoot, gerente de planificación estratégica y vicepresidente. "Cuando marqué el casillero de mi orientación sexual me pareció que el tiempo se detenía. ¿De verdad estoy diciéndole a RRHH que soy gay? Me sentí muy bien", concluye.

Una situación similar se vivió en JP Morgan, que comenzó a hacer la pregunta de manera anónima en 2007, pero los propios trabajadores LGBT contactaron con la dirección para que se hiciese oficial. "Querían ser visibles", asegura Therese Bechet Blake, responsable de diversidad en el sector empresarial.

Por contra, en EY "hubo cierta indignación" cuando, tras cinco años de respuestas anónimas, puso la información en manos del departamento de RRHH. La preocupación inicial, según Michael Elliott, director ejecutivo del estudio de la consultora en Dallas, era que no querían "que los trabajadores se sintieran obligados a responder.

En las encuestas anónimas, el 2,1% de los trabajadores de EY reconocieron ser LGBT. Los datos del departamento de RRHH son demasiado recientes como para hacer una comparación en el tiempo, pero estiman que representa la mitad del porcentaje real, que sería del 4%. Algunos lo ocultan por no confiar en las intenciones de la pregunta, o la consideran inapropiada.

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