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Cómo cerrar una ronda de inversión sin arriesgar el capital de la empresa

  • El tiempo en preparar el proceso es el principal coste que se asume

La diversificación de las formas de financiación puede entenderse como un aprendizaje de la crisis económica -tras la sequía de crédito bancario que experimentaron los empresarios de nuestro país-, pero también como una adaptación a los nuevos tipos de negocios emergentes, la mayoría enfocados al entorno digital.

Así, han terminado de eclosionar formas de financiación como los business angels, el capital privado, los fondos de inversión o las firmas de capital riesgo, que además de ser una alternativa a la banca, casan de forma perfecta con los nuevos proyectos disruptivos del ecosistema startup, el cual, en palabras de Javier Megias, consejero delegado de la comunidad de inversión en startups Startupxplore, "ha madurado y se ha hecho mucho más atractivo, no sólo al capital español sino también al extranjero". De este modo, invertir en este tipo de compañías "supone también estar en contacto con lo más puntero del sector", añade Megias.

No obstante, la ampliación de oportunidades que ha traído este nuevo panorama financiero incluye también la necesidad de establecer un estudio bien detallado por parte del emprendedor que quiera recurrir a estas vías. De lo contrario, podría verse ahogado por los gastos que conllevan la búsqueda y los acuerdos con los inversores. Así, tal y como confirman desde Ad&Law, a la hora de cerrar una ronda de inversión, el tiempo es el principal coste, junto al gasto económico de preparar la documentación, la auditoría o los servicios de asesoría, entre otros.

En el primer caso, desde Ad&Law, aseguran que el emprendedor tardará unos 45 días en cerrar alguna reunión con inversores. Una vez que el proyecto capta su interés, comienza el proceso de due diligence, es decir, la búsqueda de información sobre la empresa: situación contable, fiscal, laboral, proyecciones y valoración.

Esta actividad suele durar entre seis y ocho semanas, aunque podría alargarse durante meses. A ello se une una posible auditoría que podría exigir el fondo o elegir el propio emprendedor -para mostrar mayor transparencia-. Su precio suele oscilar entre 2.000 y 5.000 euros, a lo habría que añadir los servicios de asesoría -lo que puede oscilar entre 200 y 1.000 euros al mes-, y los de un abogado mercantilista, cuentan desde Ad&Law.

El mejor momento

Un factor fundamental a tener en cuenta es conocer el momento preciso para acudir a la ronda de financiación. En este sentido, los expertos recomiendan hacerlo por primera vez cuando se tengan datos tangibles de que el producto interesa a los consumidores y, en el caso de segundas rondas, presentar resultados positivos del negocio.

Desconocer todos estos datos podría desencadenar -en el mejor de los casos- en que "el emprendedor tenga menos dinero del esperado, el negocio se haya parado un poco y le toque levantar efectivo antes de lo estimado", cuenta Megias. A ello, Martínez añade el riesgo de que se quede sin dinero y tenga que abandonar el proyecto, por lo que recomienda "contar con otros planes, un colchón para posibles imprevistos y dejarse asesorar por personas con experiencia".

Además, Martínez señala la importancia de "identificar muy bien a qué inversores recurrir". En palabras de Megias, el curso natural es: "Family, Friends and Fools -proceso que podría implicar unos dos o tres meses-, las plataformas de crowdfunding o los business angels -que englobaría alrededor de tres meses-, las plataformas de inversión -un mes- y, por último, los fondos -entre cuatro y diez meses-".

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