
Carlos Rebate, autor de 'Tu empresa secreta', un libro en el que ofrece un método para transformar los proyectos personales y profesionales en una aventura, opina que hay que pensar los proyectos "en extraordinario" y perseguir el "fracaso excelente".
Carlos Rebate trabaja en desarrollo estratégico en la empresa de ingeniería Indra al tiempo que es escritor. Con 'Tu empresa secreta' presenta su tercer libro al público, en el que pide al lector que se convierta en explorador y utilice una serie de herramientas para tomar sus proyectos vitales y profesionales como una empresa secreta. En una entrevista revela algunas de las ideas principales del volumen y su confianza en el actual ecosistema emprendedor.
En su libro usted plantea que todos tenemos una empresa secreta, pero que no lo sabemos. ¿Es un planteamiento provocador?
Digamos que estamos acostumbrados a gestionar cosas todos los días, pero nuestra vida la dejamos de gestionar. No pensamos en lo que tenemos en la vida como proyectos y casi cualquier cosa que hacemos es un proyecto, pero no lo gestionamos como tal, ni lo vemos como algo extraordinario, ni lo transformamos. Tampoco vigilamos cuál es la calidad de la cartera de proyectos que tenemos en nuestra vida, la capacidad de apasionarnos con ellos. Acostumbrados a gestionar, ¿por qué no gestionamos eso que es nuestro tiempo? Porque en la calidad de nuestros proyectos está nuestra calidad de vida, la ilusión, la sabiduría.
Para usted la herramienta para gestionar esos proyectos es la aventura.
La herramienta es una aventura en la que cada uno como explorador está solo dentro de una cámara, tiene la antorcha de su pensamiento y tiene que dirigirlo. En el libro voy dando instrumentos de cómo dirigirlo. El pentágono para poner foco a cinco aspectos, la orientación a la acción, la salida del confort...
¿Qué impedimentos provocan que no nos lancemos a crear esa empresa secreta que todos tenemos?
Por un lado, que no encontramos herramientas que nos ayuden a gestionarla de forma sostenida en el tiempo. Y, por otro, el miedo y la duda de estar equivocado, el miedo al fracaso, al ridículo, a que te digan que no. Son dos enemigos poderosos. Y hay un tercero que es la poca orientación a la acción que tenemos, el "ya lo pensaré". Conozco gente que me dice que tiene una idea y, cuando le preguntas cuánto tiempo lleva con ella, te dice que un año y medio. ¿Llevas año y medio definiendo una idea? Menos pensar y más hacer. Aunque hay que pensar, hay que limitar el pensamiento y dar pasos pronto. Obsesionarse con lo siguiente que tengo que hacer en concreto. Y eso no nos lo cuenta nadie, pese a que tengamos mucha formación. Por eso, yo propongo la idea del mapa.
Esa tendencia a pensar más que actuar, ¿tiene que ver con la poca cultura del emprendimiento que se ha dicho siempre que tenemos en España?
Tiene que ver con que nos sentimos más cómodos teniendo una versión muy analítica y real de lo que vamos a hacer. Pero muchas veces la realidad es tan distinta a lo pensado que es mejor pensar un poco y comenzar a hacer, y rehacer la estrategia a medida que estás implementando. Si piensas mucho y luego vas a la realidad, lo normal es que la realidad no se parezca mucho a lo que tú pensabas que era. Por eso, yo soy más partidario de hacer, de desafiarse.
Con el momento actual de estímulo del emprendimiento, ¿piensa que hay más gente que da vida a su empresa secreta?
Yo creo que sí. Cada vez la gente tiene más herramientas, más estímulos, tiene más conocimiento. Hay más fuentes que ayudan a fomentar ese tejido, más plataformas de networking, más eventos... Cada vez se acerca más el mundo de los inversores y la gente que tiene ideas. Esos dos mundos empiezan a confluir. Hay ocho factores del éxito. Si uno tiene pasión, pone foco, trabajo, intenta ayudar a los demás, tiene determinación... Si uno pone eso, yo creo que no hay cosa que se atasque.
Hay dos aspectos del libro que pueden ser muy interesantes para un emprendedor: pensar en extraordinario y fracasar con excelencia, ¿qué significan estas dos ideas?
Muchas veces pensamos que eso tan difícil no está hecho para nosotros. Que trabajar en esa compañía es para alguien más listo, que vender un proyecto es para alguien con un contacto mejor o con otro nivel adquisitivo. Nos ponemos impedimentos que no existen. Pensar en extraordinario es pensar cada proyecto como si lo soñara: dónde lo vendería, a quién, quién sería mi socio en el mundo, aunque contactar con él sea muy difícil. Si me lo creo, lo siguiente es pensar qué tengo que hacer para que ocurra.
Y eso te lleva a fracasar con excelencia, que yo lo pongo en el libro una serie de puntos para calificar cuándo se trata de un fracaso excelente. Yo creo que si uno cumple esos puntos no hay fracaso posible, solo puede fracasarse con excelencia. Esta es una idea que tomo de Tom Peters, que dice que hay que castigar el éxito mediocre y premiar el fracaso excelente, premiar a la gente que ha tratado de hacer cosas grandes y ha fracasado. Se trata de retarnos, buscar cosas que realmente sean memorables.
¿Qué consejo daría a una persona que está decidida a buscar esa empresa secreta, ese objetivo personal o profesional?
Vivir con ilusión lo cambia todo. Que tenga ilusión, que tenga pasión, que trate de ser sistemático y consistente, que tenga determinación y persistencia. Y que lo piense a lo grande.