
El Ejecutivo ha incluido en los Presupuestos Generales del Estado para 2015 el Plan Crece (Plan de Impulso para el Crecimiento, la Competitividad y la Eficiencia), al que destinará 2.187 millones de euros "para ayudar a la pequeña y mediana empresa española a financiarse, a afianzar su posición dentro del mercado nacional y a optar por quedarse en nuestro país en vez de marcharse al exterior", tal y como afirmó el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la rueda de prensa posterior a la presentación de los presupuestos en el Congreso de los Diputados.
Y, pese a tratarse de una medida ciertamente positiva para la economía y el tejido empresarial español, en la práctica su efecto no será tan positivo. "La gran mayoría de estas ayudas están recogidas en partidas más pequeñas para Innovación o Tecnología, por ejemplo, y para concederlas se requiere que la pyme sea solvente y esté asentada, es decir, que tenga cierta trayectoria", explica Sebastián Reyna, secretario general de Upta, la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos.
Así, y aunque 1.067 millones de euros vayan expresamente dirigidos a las pymes en la partida Iniciativas Pyme, instrumentos financieros, la realidad es que no se repartirán por igual.
Beneficios y cuentas saneadas
De hecho, para acceder a las ayudas es necesario presentar un balance financiero saneado y un mínimo de recursos propios, además de demostrar que la empresa no tiene pérdidas recurrentes y sí una antigüedad que acredite la estabilidad empresarial futura.
Es decir: quedan excluidos no sólo los emprendedores que acaban de lanzarse al mundo empresarial, sino también las micropymes (de uno a nueve trabajadores), para quienes acceder a las ayudas es prácticamente imposible. Y, con más de un millón de microempresas afiliadas a la Seguridad Social en el mes de agosto, no se trata de una cifra baladí.
"Con los requisitos establecidos, las ayudas llegan a las que menos lo necesitan, porque ya dan resultados positivos y llevan tiempo en el mercado", asegura Reyna.
También lo tienen difícil las 129.417 pequeñas empresas que hay en España (de diez a 50 trabajadores), aunque no imposible, pues empiezan a tener ya una trayectoria.
Con todo, parece que las partidas potenciarán a la mediana empresa que, contando con una plantilla de entre 50 y 250 empleados, no parece tan necesitada como el microempresario, sobre todo si uno de los requisitos es, precisamente, tener beneficios, estabilidad y unas cuentas sanedas.
Así, y de llegar a las pequeñas y medianas empresas españolas, que son las que podrían cumplir los requisitos, los 1.067 millones de euros se destinarían únicamente a 149.728 pymes (129.417 pequeñas y 20.311 medianas según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social para agosto) y dejarían de lado a las 1.090.139 micropymes que conforman nuestro tejido empresarial.
O lo que es lo mismo: las ayudas sólo llegarían al 12% de las 1.239.867 pymes españolas, y las menos necesitadas.
Partidas para cubrir avales
"El problema es que, una vez más, no han creado una partida concreta para cubrir avales y garantías a la hora de obtener crédito, que es lo que realmente impulsaría el emprendimiento y la creación de empresas, pues el emprendedor tendría por fin acceso a financiación", afirma Reyna.
En la misma línea se posicionan desde Cepyme, la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa, al afirmar que, pese a valorar positivamente el compromiso con el objetivo de déficit público, lamentan sin embargo la escasa relevancia de los recursos destinados a la inversión.
Por ello, aseguran que "hubiera sido deseable una mayor intensidad de los ajustes estructurales, con el fin de liberar recursos económicos que apoyen el crecimiento económico y la actividad de las pequeñas y medianas empresas, así como la de los empresarios autónomos".
Aún más negativos al respecto de esto último se muestran desde ATA, la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos, quienes afirman que estas medidas no afectan "prácticamente en nada al colectivo autónomo, compuesto por más de tres millones de trabajadores españoles".
Con todo, el aumento del presupuesto destinado a fomentar la actividad y crecimiento de las pymes españolas es innegable, y la partida de más de 2.000 millones destinada al nuevo Plan Crece, bastante considerable. A lo mejor tiene más suerte la pequeña empresa con otras partidas incluidas en el mismo Plan y destinadas a impulsar la I+D empresarial (dotada con 100 millones de euros), a garantizar la conectividad digital (otro cien millones) y al Plan de acción contra el desempleo juvenil (470 millones de euros).