
Dicen que mejor tarde que nunca. Y si no, que le pregunten a las compañías europeas que, hasta hace poco, dependían exclusivamente de los bancos tradicionales para actividades como la gestión de divisas o las operaciones de pago en el exterior. Mientras, en Estados Unidos los bancos sólo cubrían el 30 por ciento de las necesidades de financiación de las empresas.
Por ello, la Directiva 2007/64/CE, que liberalizó los servicios de pago para toda la Unión Europea, llegó como agua de mayo a los mercados europeos. Desde su entrada en vigor, la clara tendencia a la desbancarización del sector financiero abrió un nuevo mercado en el que emprender: el de las operaciones de pago en el exterior y la gestión de divisas, que requieren un profundo conocimiento del mercado y un análisis de la competitividad de los costes de transacción de cada caso.
Irrupción tecnológica
Esto, ligado a la irrupción tecnológica en el sector financiero y al recorte de la cuota de mercado de los grandes bancos por los nuevos requerimientos de capital, ha generado una gran oportunidad de mercado para empresas especializadas.
Oportunidad que supieron aprovechar Juan Lobato y Salvador García al introducirse en el Foreign Exchange -gestión de divisas-, mercado que mueve unos 40.500 millones de libras al año en Europa.
Su start up, Ebury Partners -cuyo nombre responde al pub londinense donde quedaban sus fundadores, en Ebury Street-, se alza como "la primera alternativa a la banca en el mercado de divisas, gracias a nuestro servicio personalizado y proactivo", asegura Salvador García, uno de los socios fundadores, para quien el éxito de su empresa en este mercado se asienta sobre dos pilares principales: "haber desarrollado tecnologías específicas para este nicho de mercado y disponer de un conocimiento profundo de los productos financieros".
Incentivar la inversión
Regulada por la Financial Conduct Authority, supervisora de las instituciones financieras inglesas, la actividad de Ebury Partners nació en Londres, donde, "además de ser la capital financiera del mundo, si tienes una buena idea, es más fácil encontrar inversores", explica Juan Lobato, el otro socio fundador.
Y, efectivamente, el marco británico para las inversiones se impone como mucho más propicio que el español, incluso a pesar de las nuevas medidas introducidas en la Ley de Emprendedores. En ésta se modificaron los requisitos para inversiones de business angels, ampliándose a 400.000 la cifra de fondos propios que debe tener una empresa para que inviertan dichos angels. Aunque la Ley incentiva efectivamente las inversiones, pues el business angel obtendrá un doble beneficio fiscal -una deducción del 20 por ciento en la cuota de IRPF y la exención total de la ganancia cuando venda su participación temporal en el negocio-, aún queda un largo recorrido para situarse en las proximidades del Reino Unido.
Una vez probado el modelo de negocio en la capital británica, los socios de Ebury Partners decidieron trasladarlo a España y otros países europeos. "Apostamos por las empresas españolas que quieren dar el salto al exterior o desean seguir creciendo en esos mercados, y eso nos ha decidido a invertir en el país con sede y equipo propio, y a plantearnos un ambicioso plan de crecimiento", adelanta Lobato.