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Nueve ventajas y los riesgos de autoemplearse

  • Cada uno se enfrenta a los problemas de diferente manera
Imagen de Thinkstock.

Ante la difícil situación que vive nuestro país, con una tasa de paro en niveles de récord (casi seis millones de personas no tienen empleo, según la última EPA), y con un mercado laboral que no tiene pinta de ir a remontar el vuelo próximamente, son muchas las personas que apuestan por el emprendimiento para conseguir un sustento.

Las ventajas, si la aventura sale bien, son muchas: independencia económica, eres tu propio jefe, tomas decisiones, no tienes que responder ante un superior... Pero cada emprendedor es un mundo, y es la motivación de cada uno la que nos lleva a enfrentarnos a los problemas de una forma u otra, como señalan en Universia. De esta manera, es interesante anticipar dicha respuesta a los problemas, para potenciar los puntos fuertes y reforzar los débiles.

Así, te presentamos nueve maneras habituales por las que una persona llega al emprendimiento, y los riesgos y virtudes de la misma.

1. Autoempleo

En plena crisis económica, autoemplearse puede ser una de las mejores opciones para conseguir un trabajo, pero hay que tener cuidado porque desarrollar un proyecto puede ser incompatible con la búsqueda activa de empleo.

2. Dónde tú quieras

Cada persona vive donde puede, y trabaja donde puede. Tener la opción de establecernos donde queremos suena interesante. Pero establecer el puesto de trabajo en el lugar donde más cómodos nos sintamos puede provocar que no valoremos lo suficiente el estudio de mercado, y no sea el lugar más indicado para nuestro negocio.

3. Aumentar tu nivel de renta

En este caso hay dos opciones: por un lado, que nos encontremos en una mala situación económica y el emprendimiento pueda darnos unos ingresos. Y por otro, que teniendo unos ingresos, prefiramos arriesgar para que sean mayores. El más peligroso es el primer caso, pues la situación de necesidad puede provocar que no seamos lo suficientemente cuidadosos con el proyecto.

4. Situación personal

A veces tienes dificultades personales, o en el trabajo? y apuestas ?escapar? de tus problemas montando tu propio negocio. Sin embargo, puede provocar que no reflexiones lo suficiente sobre tu proyecto, que incluso puede empeorar la situación que estás viviendo.

5. Herencia

Los padres tienen el instinto de proteger a sus hijos, y entre otras cosas a todos les gustaría que la vida de sus descendientes fuese mejor que la que ellos vivieron. Por ello, tratan de dejarles la mejor situación económica posible. Con este fin muchas veces tratan de montar una empresa que dejar en herencia, pero cuando tu motivación tiene un vínculo afectivo tan poderoso corres el riesgo de perder la objetividad y el rigor a la hora de emprender el proyecto.

6. Tradición.

Y al revés. Los hijos siempre tratan de contentar a sus progenitores. Para ello, muchos apuestan por emprender para seguir la senda de sus padres. Pero que tu padre o tu madre supieran emprender no quiere decir que tú también vayas a ser capaz de hacerlo.

7. Trabajar con tus allegados

En el mismo sentido, a veces se emprende para poder trabajar con gente cercana (tu familia, tu pareja, amigos, compañeros de trabajo?), pero en ese caso corres el riesgo de que los afectos personales contaminen el análisis del proyecto. Además, se pueden mezclar problemas personales con los laborales.

8. Independencia.

Muchas veces queremos emprender por la necesidad de ganar independencia, de obtener poder o reconocimiento social? y no nos damos cuenta de que los anhelos personales no deben afectar al rigor en la preparación.

9. Realización personal.

En este caso es recomendable enfrentarse al proyecto de forma equilibrada, y encontrar un camino que se adecúe tanto a las posibilidades personales como a las aspiraciones que tenemos.

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