
En momentos en los que se entona aquello de "ya está todo inventado", desde el punto de vista empresarial siempre queda una alternativa: la segmentación. Acotar tu público objetivo puede proporcionarte una oportunidad de negocio hasta entonces poco explotada, o explotada de forma general e imprecisa.
Pero de esta labor de segmentación ?y obviamente del estudio que la acompaña y sustenta? puede surgir una idea tan novedosa que dé origen a la comercialización de un producto hasta entonces inexistente, como le pasó a Gregorio Díaz, director de Pink Cow, y a sus socios.
"Hace dos años un grupo de amigos alrededor de una mesa nos dimos cuenta de que no hay una bebida exclusivamente para la mujer", rememora Díaz. Y como era de esperar, ya que nuestro cerebro no guarda ninguna similitud con qué relacionarlo, resulta difícil concretar a qué sabe o a qué se parece. "Cuando lo pruebas es natural buscar un registro. Algunos hablan de tonos florales, jengibre ?que no tiene?, naranja amarga... No se puede decir: sabe a esto. Nosotros, que lo hemos probado mucho, tenemos ya un registro en nuestro cerebro". Podría decirse sin especial concreción que tiene un primer sabor relativamente dulce y un tibio amargor en segundo lugar.
Estudio de mercado
La clave de la creación reside en el estudio de mercado previo en el que se preguntó a 600 mujeres sobre sus gustos en lo que a bebidas refrescantes se refiere. De este testeo y de las correspondientes correcciones nace cada elemento del producto: el diseño de su packaging, el empleo de burbujas, su sabor, etc.
Además, han acuñado el término refremixer dado que, aunque nace como un refresco al uso para ser consumido a cualquier hora, ha demostrado un excelente maridaje con bebidas destiladas.
Pero, ¿y el nombre? A simple vista podría apuntar a un juego de palabras con la bebida energética Red Bull, pero Gregorio Díaz recalca que "no tiene nada que ver, además no somos bebida energética". Fue el chef Flavio Morganti, socio y alma creativa, quien, "como buen chef, está detrás de la idea, pero también tiene que ver con el nombre. Hace unos años publicó un libro sobre la dignificación de la vaca en la sociedad gallega y la figura de la mujer en nuestra cultura"; esa es la justificación que Díaz da del nombre de su producto: la importancia de las vacas para el hacedor del producto y el color rosa asociado en nuestra cultura a la mujer o a lo femenino. "Relacionarlo con Red Bull es algo aleatorio y casual que nos hemos encontrado", sentencia Díaz, y añade: "Desde el punto de vista lógico (la asociación con Red Bull) puede hacer tu marca más fácil de recordar, pero tienes que trabajar más para tu posicionamiento de forma clara".
El objetivo del empresario es que su producto vea la luz entre esta semana y la próxima en locales de Madrid, Barcelona y Galicia que "encajen con nuestro posicionamiento premium", aclara Díaz.