
Esta semana es la Semana del Emprendedor, que se celebra de forma simultánea en cien países. ¿Cuáles son los frenos que persisten en nuestro país para poner en marcha nuevas empresas?
Comienza la semana grande para los emprendedores de todo el mundo. Desde el lunes y hasta el domingo se celebra la Global Entrepeneurship Week, una iniciativa que reunirá a más de un centenar de países en torno a la idea de que el mayor valor para las economías locales lo generan los emprendedores y empresarios. En España, el evento, coordinado por el IESE, reúne a multitud de entidades que participarán en actividades y encuentros. El objetivo es analizar cómo mejorar el entorno para emprender en nuestro país. Aquí lanzamos algunas ideas.
Financiación:
Sigue siendo el principal caballo de batalla de las empresas, sobre todo, de aquellas con menor poder de negociación, las pequeñas y medianas. Una encuesta reciente de las Cámaras de Comercio señala que el 85 por ciento de las pymes, más de un millón, que ha intentado acceder a financiación ajena, ha tenido problemas. Raúl Jiménez, director financiero de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), explica que el principal problema es que "piden al emprendedor una aportación de al menos el 25 por ciento de recursos propios", algo que, cuando se arranca un proyecto, no es posible: "No se cuenta con un nivel tan alto de capital disponible", por lo que resulta imprescindible recurrir a avales o garantías. De hecho, Gustavo García, de Buyvip, recuerda cómo su compañía tuvo que salir de España "no por falta de recursos humanos, sino financieros".
Inversión:
Cerrado el grifo de las entidades, la inversión privada puede constituir un empuje importante para las pymes. Pero hoy los inversores son más cautos que hace unos años. Según Borja Durán, presidente de CFA Spain y socio director de Wealth Solutions, el interés de los family offices (vehículos de inversión que en muchas ocasiones apuestan por pequeños proyectos que aún están arrancando) se dirige a empresas "que ofrecen liquidez y seguridad, que están ganando dinero". Especialmente, del sector financiero. Atrás quedan los tiempos en que éstos y otros inversores se dirigían a los activos inmobiliarios.
Trabas burocráticas:
Hasta una decena de trámites diferentes hacen falta para abrir una empresa en España (registro, notario, licencias de apertura, altas en la Seguridad Social...) frente a los cinco de media en los países de la OCDE. Esto aletarga el proceso para operar hasta en 47 días, frente a los 13 de media en nuestro entorno. Es sangrante el tema de las licencias, que pueden retrasar hasta en dos meses la apertura de la empresa.
Miedo al fracaso:
"En EEUU, si montas una empresa y fracasas, lo pones en tu currículum; ello demuestra que tienes inquietudes y eres activa", explica Inger Berggen, presidenta del Banco Mundial de la Mujer en España. En España, al contrario: supone un estigma. Para que los jóvenes se aventuren es preciso difundir la idea de que emprender siempre es un paso adelante, incluso aunque haya que echar el cierre.
Salto al exterior:
Frente al arrojo de gigantes como Inditex o Telefónica, muchas empresas españolas se han acomodado en el mercado local; el idioma, el desconocimiento de los mercados y el escaso uso de la tecnología han sido algunas de las trabas con que se han topado. Las pymes necesitan abrir fronteras para convertirse en empresas globales. Muchas de ellas ya han salvado el tipo en esta crisis gracias a la exportación: cuando el mercado local sufría, pudieron agarrarse a otro. Las exportaciones españolas siguen superando a las importaciones en más de 12.000 millones de euros.
Retraso tecnológico:
La brecha tecnológica es otro de los obstáculos con los que se topa el emprendedor español. Sólo 47 de cada cien pymes de este país tienen página web. Por otro lado, un estudio de Aetic del año 2009 revelaba que el 9,4 por ciento de las micropymes de hasta dos empleados no utilizaban ordenador. La cifra mejoraba levemente en las empresas de tres a 49 empleados, pero aún así un 6,5 por ciento de ellas no emplea una herramienta tan básica como ésta.
Ayudas y subvenciones:
Es un territorio a menudo difícil de explorar por parte de los emprendedores, que consideran un trabajo extra solicitar ayudas. Por ello no extraña que, a pesar de la publicidad que lanzan los organismos públicos, la mayoría de los negocios salga adelante sin ayudas oficiales. Según los datos de las Cámaras de Comercio, apenas un 0,7 por ciento de las empresas dispone de dinero subvencionado en su capital de arranque.