
Es una idea común aquella que lleva a pensar que las startups tienden a englobarse casi únicamente en el ámbito de la tecnología, la ingeniería o la ciencia. Un atractivo que ven especialmente los inversores, quienes suelen destinar su dinero a proyectos relacionados con el fintech, la salud, la economía colaborativa, los datos o el Internet de las Cosas.
Si a esto le añadimos que los profesiones STEM -ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas- son las áreas con más oportunidades laborales, según el informe de Randstad Professionals, el entorno de las humanidades, las letras y el arte ve cómo el mundo empresarial le sigue poniendo ante sí algunas barreras. "Los inversores buscan empresas escalables con el fin de que, a raíz de varios años, su valoración se multiplique y así puedan cubrir las pérdidas de las inversiones fracasadas" -que constituyen el 90 u 80% de éstas-, cuenta Caroline Ladousse, directora de la Cátedra de Emprendimiento (OptionE) de ESCP Europe, quien añade que "en general, estas startups suelen ser de base tecnológica".
Pero, ¿qué potencia este freno en la inversión de las compañías del mundo de las letras? "Se debe a la falta de conocimiento del sector, ya que los inversores suelen destinar su dinero a industrias que dominan y en las que existen casos de éxito. Por tanto, hasta que no destaque un unicornio -un Airbnb o Blablacar- del mundo de las letras, los financieros serán reacios a invertir en ello", explica Ladousse.
Nuevas tendencias
Sin embargo, no todas las oportunidades de este tipo de productos son tan negativas. En este sentido, las nuevas tendencias de financiación han llegado para dar un aire de esperanza al sector, tal y como especifíca Ladousse: "El emprendimiento cultural se beneficia de otras fuentes de financiación como, por ejemplo, el crowdfunding. Así, plataformas como Verkami, KissKissBangBang o Kickstarter contribuyen a financiar muchas empresas culturales".
Una visión que comparte Javier Medel, consejero delegado de Theglobalpassword, una plataforma web que ofrece servicios online de traducción e interpretación. En este sentido, Medel afirma que, aunque existen organismos para apoyar y financiar proyectos culturales, todavía se deja un poco de lado el mundo de las letras en el ecosistema startup. Esto se debe, según Medel, a que estas compañías están enfocadas a cumplir necesidades urgentes y potenciales oportunidades de negocio, mientras que el entorno humanístico se ve con menos interés para esta necesidad. Una realidad a la que hacen frente proyectos como este: "Nuestra idea tenía un gran interés porque cubría una necesidad de negocio muy clara", defiende Medel. Así, esta startup de Huelva busca aportar a sus usuarios servicios de traducción profesionales, accesibles, ágiles y sencillos a través del entorno online. En cuanto a la financiación, Medel cuenta que se han beneficiado de ampliaciones de capital privado, junto a financiación pública, como las líneas de Enisa, y algunas subvenciones para desarrollo tecnológico.
Otro ejemplo de este tipo de mercado es Historias, una aplicación que busca ser "el guía turístico del futuro", tal y como afirman desde la iniciativa. La app pretende fomentar la divulgación del patrimonio cultural español, trasladando de forma sencilla el conocimiento de nuestra historia a través de dispositivos móviles. De ello se encarga un equipo de historiadores que escriben y cuentan relatos sobre unas 200 poblaciones españolas y también sobre Londres. Así, desde Historias buscan traspasar la barrera de los restaurantes de moda, hoteles de lujo o locales de ocio con los que habitualmente se atrae a los turistas y darle un valor añadido a este sector.
De esta forma, se evidencian las importantes ventajas que el entorno digital ha traído para el mundo cultural, gracias a ámbitos como el ecommerce o los objetos conectados, entre otros. Así lo explica Ladousse: "El mercado del arte online ha llegado a los 2,37 billones de euros en 2015, según The Hiscox Online Art Trade Report 2015".
Equipo multidisciplinar
El escenario mundial está poniendo sobre la mesa la necesidad que encuentran las empresas de saber hacer frente a un contexto de recursos escasos, a lo que se une la importancia de contar con un equipo multidisciplinar para su propia supervivencia.
Así se evidencia que el entorno humanístico no tiene por qué estar reñido con la tecnología. No obstante, para conseguir que esta tendencia alcance una mayor repercusión es necesario asociar este tipo de emprendimiento con la rentabilidad y el éxito, unos requisitos clave para que los nuevos empresarios sigan generando riqueza económica y aportando valor a la sociedad desde esta perspectiva, aún poco explorada.