
Érase una vez tres andaluces menores de 30 años apasionados de la moda en todo su rango (ropa, calzado y complementos) que cambiaron el paso justo al contrario que muchos otros empresarios del sector: comenzaron con tienda online y luego dieron el salto a la física.
Pero, aunque la historia comience como un cuento, no todo fue fácil para Nabil Salah y los hermanos Javier y Alberto Cerezo: "Nada más emprender nuestra idea, alquilamos un pequeño local que nos servía de almacén, tras varias semanas arreglándolo y decorándolo la propietaria nos pidió que nos marchásemos porque tenía un comprador. Fue nuestro primer gran revés, porque nos quedábamos sin espacio físico y estábamos comenzando".
También se la jugó un proveedor, "al hacer nuestro primer pedido de calzado, el fabricante desapareció sin suministrarnos la mercancía. A día de hoy, aún no sabemos donde se encuentra, se quedó con nuestro dinero y con el de varios clientes más". Esos recuerdos hoy pueden considerarse anécdotas, ya que Harper&Neyer -"porque en la moda masculina clásica los grandes líderes son el Reino Unido e Italia"- hoy cuenta con dos tiendas en Fuengirola y Almería y esperan abrir una tercera a finales de este año. Mientras, "el mercado online esta creciendo mes a mes, gracias a nuestra pronta respuesta en los envíos y gestión de resoluciones.
Probarse la prenda
No obstante, la tienda física funciona mejor, porque el cliente nacional esta acostumbrado a probarse la prenda y le gusta ir de tiendas como actividad de ocio. Ademas, intentamos que el cliente en nuestro espacio físico pueda tener una experiencia de compra única a través de la decoración y la atención exclusiva". Además, tienen visión de futuro, y al hecho de haber colocado sus productos en tiendas multimarca de diversos puntos de España, también han echado el ojo fuera: "Hemos tenido contactos con distribuidores de los Países Bajos, México y Alemania. Esperamos dar el salto a los mercados internacionales porque estamos muy concienciados que nuestro futuro pasa por la exportación".
Optimismo y ganas no les faltan, esperan conseguir con la venta de sus productos ("el 95% de ellos fabricados en España") 220.000 euros como facturación anual de su primer año. No le temen a la crisis: "Dicen muchos economistas que la crisis es un mecanismo de limpieza que elimina lo que no funciona correctamente y hace que los mejores puedan seguir en el mercado. Nosotros con la crisis nos hemos dado cuenta que tenemos que ofrecer un producto de alta calidad con un precio muy competitivo". Su fueron felices y comieron perdices, lo pondrán "el día que vistamos a Andres Velencoso y Jon Kortajarena".