
Xavier Gabriel se sienta en una banqueta con cierto aire del que va a tocar un cajón flamenco. Mira a su público, un grupo de periodistas a los que va a explicar su nueva idea empresarial: una colección de ropa. Sí, como lo oyen, el dueño de La Bruixa d'Or, el de las tiendas Nyam, el compañero de viaje al espacio de Richard Branson, acaba de parir una colección de 25 prendas en color negro y dorado -"como los de la bruja"-, aunque por el momento los diseños han corrido a cargo de Rami Novell y David Farré, que también asisten a la presentación.
"No estoy diversificando. Tengo un producto estrella, que es la mejor lotería de España y del mundo, pero siempre en paralelo he sacado adelante otros negocios: rafting, las tiendas Nyam... y estoy convencido de que cuando viaje al espacio bajaré con una idea nueva", explica con su discurso algo atropellado y en voz muy baja.
En todo caso, ¿por qué la moda? Gabriel explica que en su caso, la ropa reversible está inventada, pero el objetivo ha sido convertirla en algo útil. "A las chicas os gusta normalmente ir de negro por el día, pero para la noche os gusta cambiar. Estas prendas las puedes girar, y además estamos vendiendo calidad a un muy buen precio", dice. Buen precio significa que la prenda más barata cuesta 80 euros, y la más cara casi 1.000.
Nueva lotería catalana
Antes de seguir hablando de su nueva criatura deja clara su opinión sobre La Grossa (la nueva lotería catalana): "Dicen que han vendido pero lo que han hecho es colocarla. Una cosa es distribuir y otra cosa es vender. Y creo que las posibilidades de clientela son escasas", explica.
"Cada vez que veo las piezas que hemos hecho me emociono", dice Gabriel. Se pone de pie y enseña a los presentes sus pantalones de cuero, que forman parte de su colección. Acompañados por camisa estampada, cazadora de piel negra y unos mocasines con enorme logo de Louis Vuitton. "Vamos a vender por Internet, en las tiendas Nyam, pero lo que quiero es crear expectativas. Tampoco quiero que esté en todas partes", aclara. Por eso matiza: no quiere que en Madrid su ropa se venda en más de cuatro puntos de venta y tres en Barcelona.
¿Pasarela? Dice que no tiene prisa, que se pasa el día aprendiendo, inquieto, con ganas, y que cree que la actitud adoptada en estos tiempos debería ser el optimismo. "Así que... ¿por qué no puedo acabar desfilando en París?", comenta.
Sin censura
Las preguntas de los periodistas hacen que toque el palo que se le presente. Tan pronto suelta frases de libro de management -"Arruinarse es fantástico si lo superas"- como perlas poco aptas para amantes de lo correcto -ese momento en el que llama guapa a una periodista o dice que sólo trabaja "con chicas"- o aterriza y cuenta que recibe "más emails que una oficina de empleo". También se permite unas lágrimas al hablar de su labor con los niños enfermos o el humor cuando dice que si le llamaran Montoro o Mas-Colell les diría que está muy ocupado. "¿Por qué Madrid y no Barcelona para esta presentación? Madrid es más fashion", provoca.