
Más de 2.000 socios, 700 voluntarios y unas 50 personas contratadas, incluyendo el personal expatriado que trabaja con las botas embarradas. Ésa es la memoria con la que se presenta Ingeniería Sin Fronteras (ISF), una organización no gubernamental que nació en 1991 simultáneamente en distintas ciudades de España con el fin de brindar la tecnología al servicio de los más necesitados.
Lo que entonces eran proyectos aislados, constituyen hoy una federación nacional con una decena de sedes, capitaneadas desde hace un par de años por José Mª Vara. ISF trabaja a día de hoy en más de 35 proyectos de cooperación para el desarrollo en el Sur, principalmente en África o América, aunque Vara enfatiza la labor de información y concienciación, casi igual de importante, que realizan aquí, en nuestro mundo.
¿Qué tiene que aportar la ingeniería al desarrollo de los países más necesitados?
Los ingenieros trabajamos con tecnología, y la tecnología debe ser una parte importante del desarrollo de las sociedades y las personas. En ISF pensamos que la tecnología no se puede aplicar buscando sólo fines económicos. Tiene connotaciones sociales, culturales, etc. que han de tenerse en cuenta y, sobre todo, ha de servir para el desarrollo de las personas.
¿Qué lleva a un ingeniero a engrosar las filas de ISF? ¿Qué añade el hecho de ser ingeniero al perfil tradicional del voluntario?
Le empuja el convencimiento de que los conocimientos adquiridos durante la carrera o la profesión pueden contribuir de manera muy importante al progreso de otros pueblos y otras sociedades diferentes a la nuestra, con muchas necesidades básicas no cubiertas.
¿Cuáles son los proyectos en los que más incide ISF?
Trabajamos en grandes sectores: Agua y Saneamiento, Infraestructuras y Redes de Servicios, Energía, Tecnologías de la Información y la Comunicación y Desarrollo Agropecuario, Gestión Territorial y Microempresas.
¿Qué peso tiene la investigación en sus acciones de cooperación?
Mucho, en multitud de ocasiones la mejor solución en una acción de desarrollo no es implantar algo que ya existe, sino innovar y proponer nuevas alternativas.
¿Cuál es el mecanismo que sigue ISF para decidir los proyectos en los que participa?
ISF trabaja a través de contrapartes, es decir, organizaciones locales cercanas a los problemas y con capacidad de definir los proyectos y aglutinar a la población beneficiaria en torno a ellos. Pueden ser ONG del Sur, ayuntamientos, ministerios, universidades. La idea es cooperar con las contrapartes, que son las que mejor conocen la realidad.
¿Qué grado de implicación tiene España en proyectos de cooperación y desarrollo comparada con otros países del entorno europeo?
España era un país receptor de ayuda hace no demasiados años, por lo que arrastramos mucho tiempo perdido en comparación con otros países europeos que han sido y son grandes donantes. Los países nórdicos nos llevan ventaja en cantidad relativa y en calidad de la ayuda. Aún así, España está haciendo grandes progresos.
¿Qué porcentaje del peso de su trabajo -y de responsabilidad en el éxito- tiene la labor de formación y comunicación en el Primer Mundo?
Altísimo. Los proyectos son una parte de nuestro trabajo, pero tanto o más importante es trabajar en contar aquí qué es lo que está pasando y que alternativas existen. Los proyectos no dejan de ser un parche a las consecuencias, si no atacamos las causas no atajaremos el problema.
¿Cree que las universidades de hoy forman futuros voluntarios o es un aspecto que no se toca?
Cada vez hay más oficinas de cooperación y voluntariado en las universidades, pero queda mucho por hacer. ISF colabora aportando su experiencia en Educación para el Desarrollo en asignaturas de libre elección en 11 universidades.
Objetivos del Milenio de la ONU, ¿es optimista?
Como buen gallego de adopción, diré que depende. Los Objetivos del Milenio han sido un avance en muchos sentidos, el problema es que el ritmo de aportaciones financieras no es suficiente para lograrlos, y además las reformas en las reglas del comercio y en las instituciones internacionales no permitirán subsanar los problemas que sufren muchos de los países empobrecidos.
ISF forma parte también del Observatorio sobre Responsabilidad Social Corporativa, ¿qué nota dan a las empresas españolas?
Queda mucho por trabajar. Las empresas están haciendo avances, y las ONG estamos acercándonos con más confianza en este mundo. Las empresas españolas deben tener más transparencia y apostar mucho más fuerte en RSC.
Con el caso de la ONG francesa El Arca de Zoé aún reciente, ¿qué le diría a aquellos que piensan que donar dinero a una ONG es tirarlo?
Les diría que antes de donarlo se informaran bien acerca de la organización, su trabajo y su forma de hacer las cosas, y que una vez comprobado lo hagan sin miedo.