Empleo

Por qué no se debe confundir un trauma con estrés o angustia, según una psicóloga

  • Fisher afirma que mucha gente usa hoy la palabra 'trauma' abusivamente
  • Cree que las consecuencias sociales de confundirlos son graves
  • Ofrece varias definiciones, y aclara las diferencias entre ambos
Representación de un trauma (Dreamstime).
Madrid

Un jefe mezquino puede nublar la experiencia de sus empleados y compañeros. Una persona bajo su mando puede recibir constantes reprimendas innecesarias, tener miedo a pedir días de baja por enfermedad, o verse obligado a trabajar horas extra. 

Janina Fisher, psicóloga clínica y autora, cree que la mayoría de experiencias de las que se quejan muchos trabajadores, por ejemplo en las redes sociales, no se corresponden con lo que algunos de ellos denominan "un trauma". "Ser infravalorado es una experiencia angustiosa, pero no es traumática", especifica.

La experta afirma que mucha gente utiliza hoy la palabra trauma de forma excesiva, por ejemplo para hablar de un jefe que les escribe fuera del horario laboral, o para referirse a ciertas organizaciones que obligan a comer en la mesa de trabajo. Por tanto, pide diferenciar correctamente el estrés y el trauma, pues de no hacerlo puede que el significado del segundo pierda importancia.

El problema para definir el concepto

Fisher comienza explicando que existen varias definiciones de lo que es un trauma, lo que no hace sino complicar más el asunto. Por ejemplo, para la Asociación Americana de Psicología, se trata de "una respuesta emocional a un evento terrible como un accidente, violación o un desastre natural. Inmediatamente tras el evento, la conmoción y la negación son usuales. Las reacciones a largo plazo incluyen emociones impredecibles, flashbacks, relaciones torcidas o síntomas físicos, como dolor de cabeza o náuseas".

Por su parte, Fisher utiliza la definición creada por la investigadora y psicóloga clínica Karen Saakvitne: "El trauma psicológico es una experiencia individual única, por un evento o por condiciones duraderas, en las que la habilidad del individuo por integrar su experiencia emocional es abrumada, o en la que el sujeto experiencia amenazas a su vida, a su integridad física o a su salud".

Las claras diferencias entre uno y otro

Como se ve, estas definiciones muestran una realidad bastante diferente a la de la persona angustiada. Fisher aclara que un evento angustioso no desencadena las mismas reacciones que uno traumático. 

"La angustia es ser herido, humillado, estar triste o enfadado. El trauma lleva a sentirse sobrepasado, a desmayarse, al dolor físico o al miedo a la vida o a la muerte", comenta la experta.

En la oficina, ¿Se teme que el jefe se enfade, o por el contrario se tiene un verdadero pavor con respecto a él? La primera es una reacción a la aflicción, mientras que la segunda lo es al trauma.

Qué sucede al restarle importancia al término

Fisher dice que parte de su problema con el uso errado de la palabra trauma es por motivos personales. "Nos llevó años convencer a los profesionales de la salud mental, y posteriormente a la sociedad en su conjunto, de que los traumas existen y no son tan inusuales. Ahora, tristemente, los estamos diluyendo y etiquetando todo como traumático. Hemos pasado de entenderlos como eventos terroríficos a otros que simplemente causan angustia".

Pero Fisher especifica que no quiere minusvalorar el mal que hacen los jefes de este tipo, así como otras figuras importantes como lo son los padres. Un encontronazo con alguien así puede llevar a sentir una serie de emociones bastante intensas, pero no se pueden catalogar como trauma a no ser que esas personas realmente hagan temer por su vida al prójimo.

"Tenemos que ser conscientes de que, si la tendencia continúa, entonces haremos que el término trauma deje de tener un significado. Y aquellos que hayan sido víctimas de tráfico de seres humanos serán puestos en el mismo saco que las personas con padres fríos o severos. Ese es mi temor", comenta la psicóloga.

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Comentarios 1

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Froilanista retorcido
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En Contra

Lo primero que no hay que confundir es una ciencia real como la medicina con una pseudociencia-ideologia como la psicologia.

Una gripe era una enfermedad igual hace 100 años que ahora.

Pero la transexualidad era una enfermedad mental hace 100 años para la psicologia, y ahora no.

La relacion entre psicologia y medicina es similar a la que hay entre astrologia y astronomia, respectivamente.

Por tanto es ridiculo ver a psicologos hablando de diagnosticar enfermedades, como si fueran medicos.

Los psicologos son los nuevos parrocos del sistema. Cuidado con ellos.

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