
¿Empadronado en una provincia pequeña? Está de suerte: su voto vale más que el de -por ejemplo- un habitante de Madrid. El sistema electoral español asigna un diferente peso a cada sufragio, atendiendo al lugar donde se ubica la urna donde acaba la papeleta. Como muestra un botón: cada diputado de Barcelona o la capital cuesta casi 130.000 votos, mientras que uno de Teruel o Soria, apenas 40.000, según los datos del censo electoral. Así, cada voto tiene un peso diferente en la balanza de la democracia: la circunscripción, su tamaño y población y el número de partidos que concurre determinan su precio.
España se divide en 52 circunscripciones electorales. Cada una elige un mínimo de dos diputados excepto Ceuta y Melilla, a las que corresponde uno. En total suman 102 diputados. Los 248 restantes -hasta 350- se reparten en función de la población. A Madrid le corresponden 34 más, a Barcelona 29, a Teruel uno y a Soria ninguno extra.
Nuestro sistema -que aplica el método D´Hont (designa el número de votos necesarios para obtener un escaño), una barrera del 3% y listas cerradas- favorece la existencia de grandes partidos, convirtiendo a España en un país casi bipartidista. Además, y en busca de gobernabilidad en el periodo posterior a la Transición, los partidos nacionalistas han podido acceder a las Cortes Generales de forma más sencilla que los otros.
De esta forma, la tercera fuerza política en votos, Izquierda Unida, casi se queda fuera del Congreso en 2008, al obtener sólo dos escaños pese a sumar 969.946 votos. UPyD también sufre una situación similar. En el otro extremo CiU consiguió 10 actas con sólo 779.425 y el PNV seis con 306.128.
En este contexto, cada voto cuenta y por eso EcoDiario.es pone a sus disposición los datos más rápidos y fiables y los análisis más certeros para que viva al detalle las Elecciones 20-N.
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