Los datos revisados del PIB confirmaron ayer hasta qué punto 2014 marcó un punto de inflexión en la crisis. No en vano la economía cerró su primer ejercicio con crecimiento interanual (del 1,4%) por primera vez en seis años. Sin embargo, el verdadero cambio proviene de que el gran ausente desde el inicio de la crisis, el consumo de los hogares, repunta y lo hace a un 2,4%.
El descenso del paro y un IPC bajo cero propician que las familias abran sus bolsillos sin necesidad de subidas de sueldo agresivas. Todo apunta a que España puede romper con las inercias del pasado y seguir creciendo en 2015 sin sacrificar su competitividad. La economía no sólo despega sino que presenta visos de que obedece a un nuevo modelo.