Editoriales

La eurozona debe mostrar firmeza

El abrupto final de la última reunión del Eurogrupo demuestra en qué medida el Gobierno griego no sabe conducir las negociaciones con sus socios del euro. El ministro de Finanzas heleno, Yanis Varoufakis, rompió la baraja con contundencia al asegurar que el acuerdo que le ofrecían sus homólogos era "inaceptable" y "absurdo". No es inteligente mostrar una posición tan cerril, cuando el margen de negociación de Atenas es tan corto. Varoufakis parece dispuesto a jugarlo todo a la última carta de la siguiente reunión de urgencia del Eurogrupo, que tendrá lugar este viernes.

Es una apuesta arriesgada, teniendo en cuenta que el rescate financiero que sostiene la economía griega expira el día 28. Pero más allá de los plazos, Atenas no puede ya hacerse ilusiones de que la zona del euro le ofrezca más de lo que está sobre la mesa.

Varoufakis ya tiene ante sí la posibilidad de conseguir una prórroga de seis meses en la ayuda financiera y cierta flexibilidad para definir sus ajustes y medidas económicas. Lo que no puede negociar es el cumplimiento de los objetivos básicos del rescate, como preservar un superávit público estructural equivalente a 4 puntos de PIB. La eurozona no debe conceder un trato de favor a Grecia y abrirle el atajo del que carecieron otros socios como España o Italia.

La pretensión de Varoufakis de obtener ayudas europeas incondicionales que le permitan sufragar su programa electoral resulta inaceptable. Está al alcance de Atenas llevar a cabo políticas sociales más amplias, pero no a costa de la eurozona, sino de recortes en otros capítulos del gasto público. Las reglas del euro no se pueden conculcar sin comprometer su supervivencia. Grecia tiene que elegir entre asumir esa responsabilidad o abandonar el club europeo.

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