Como es habitual, las bolsas europeas sólo suben si el BCE amaga con moverse. De ahí que la posibilidad de que Mario Draghi mueva ficha el día 22 (las elecciones griegas y la crisis del crudo tienen gran parte de culpa) se haya convertido en el motor alcista del mercado. Las principales bolsas europeas, excepto Milán, se decantaron ayer por las ganancias al ver más cerca el esperado, pero aún por concretarse, QE. Escenario ideal para que las bolsas europeas cuenten este año con un potencial del 13,3% (12% para el Ibex). La mano de Draghi es clave para ayudar a estrechar la brecha que se ha abierto entre la eurozona y EEUU, la única economía que crece y donde la renta variable ha exprimido ya gran parte de su potencial.