Editoriales

El verdadero estado de la banca

En el segundo semestre de este año, la banca española ha tenido la oportunidad de mostrar su fortaleza después del doloroso proceso de saneamiento que empezó en 2012. Lo ha hecho no solamente a través de las buenas calificaciones obtenidas en los test de estrés del BCE, del pasado mes de octubre; también las estadísticas han bosquejado un panorama prometedor. No en vano la gran banca (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Popular y Sabadell) mostraron, en el tercer trimestre, un avance del 133 por ciento interanual en sus ganancias, según el Banco de España.

Ahora bien, detrás de esa cifra se encuentra el descenso de las provisiones y el ahorro que suponen las menores rentabilidades de los depósitos. Por tanto, en la ecuación sigue faltando un verdadero impulso en la concesión de crédito. Los datos del supervisor, también referidos al periodo julio-septiembre, muestran cómo la que es la actividad bancaria por definición arroja una rentabilidad del 2,205 por ciento, la más baja de la serie histórica. Sin duda, influye el hecho de que los tipos de interés oficiales de la zona del euro se mantienen en mínimos.

Con todo, no es menos importante el hecho de que, si bien la concesión de nuevos créditos crece, no lo hace lo suficiente para compensar las amortizaciones y el traspaso a fallidos de otros préstamos. Éste es por tanto el verdadero estado de la banca española. Se encuentra saneada, pero todavía tiene que hacer frente a la inexistencia de una demanda solvente que le permita cumplir con su función de intermediario financiero.

Ahora bien, ese cambio no depende de las estrategias de sus gestores, sino de que la recuperación económica continúe desarrollándose en

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