"Jamás fue de mi confianza": con estas palabras la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, marcó distancias con respecto a Alberto López, exconsejero de Deportes, imputado en el caso Gürtel. La líder popular lo tiene mucho más difícil para desvincularse de Francisco Granados, detenido ayer por presunta vinculación en un nuevo entramado de corrupción. Aguirre no puede negar que, hasta 2011, Granados fue su mano derecha en el Gobierno, como consejero de Presidencia, Justicia e Interior, y en el partido, como secretario general. La expresidenta pide perdón, lo que no evita que su figura quede gravemente en entredicho, sobre todo a la hora de aspirar a nuevos cargos públicos como la Alcaldía de la capital.