Editoriales

Incumplimiento en las cotizaciones

Ayer concluyó el debate sobre la totalidad de unos Presupuestos Generales del Estado llamados a abrir una nueva etapa de "prosperidad" en España, según defiende el Gobierno blandiendo, sobre todo, los efectos de la reforma fiscal. Sin embargo, es posible hallar en las cuentas de 2015 no pocas malas noticias para el contribuyente. Especial trascendencia ha tenido la fuerte elevación de la tributación sobre la venta de todo tipo de activos (acciones, pisos, arte...) adquiridos antes de 1995.

Más inadvertida ha pasado la nueva subida de las cotizaciones sociales en el próximo ejercicio. Se trata de un alza del 0,25% sobre la base de cotización máxima, que pasa así a situarse en 3.606 euros al mes en 2015. El incremento porcentual es pequeño, pero contextualizándolo es posible captar su alcance. No en vano esas 25 décimas constituyen el remate de las subidas mucho más decididas, del 5%, que los impuestos sobre el trabajo mostraron tanto en 2013 como en 2014. Es también el último paso dado para asegurar que España siga siendo el cuarto país de toda la UE con las cotizaciones más altas (cuya recaudación equivale al 8,5% del PIB frente al promedio del 6,4%). Pero, sobre todo, la importancia de este aumento de la presión sobre el mercado laboral estriba en que entierra definitivamente las promesas que el Gobierno hizo de bajar, hasta 2 puntos, las cotizaciones.

Desde Hacienda alegan que sería irresponsable ese recorte, pues sólo contribuiría a aumentar el déficit de la Seguridad Social y, con él, el del conjunto del sector público. Un verdadero ajuste de la Administración, sin embargo, habría sido suficiente para compensar el descenso de lo recaudado.

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