La maniobra que llevó a cabo Miguel Blesa en 2013 poco antes de que el juez Silva decretara su ingreso en prisión, y de la que ayer informó elEconomista, no es un hecho aislado. La venta de dos pisos de lujo se inscribe en una estrategia premeditada del expresidente de Caja Madrid de proteger su patrimonio frente a posibles embargos, como el que ahora le amenaza con motivo de la trama de las tarjetas opacas. El modus operandi de Blesa es de manual, ya que se centra en desprenderse de sus posesiones más fácilmente localizables: las inmobiliarias. El fruto de un año de trabajo con ese objetivo es que Blesa ha logrado deshacerse de la mitad de sus propiedades, mientras distrae la atención simulando una falsa insolvencia.