El mero rumor de que el BCE estudia comprar deuda corporativa (emitida por empresas) el próximo año sirvió ayer para estimular los mercados. Pese a que la institución lo desmintió, el Ibex 35 experimentó su cuarta mayor subida del año (2,39 por ciento). El BCE debe tomar nota de movimientos como éste, que demuestran que el mercado está ávido de noticias sobre sus posibles acciones (y acoge, incluso, las dudosas). Ya no resulta tan rentable apostar a que Mario Draghi se quedará de brazos cruzados ante una posible tercera recesión europea. Ahora es el propio Consejo de Gobierno del BCE, con el permiso de una Alemania que empieza a recapacitar, el que debe demostrar en noviembre que está a la altura de las expectativas.