Editoriales

Editorial: Draghi no tiene la pócima mágica

"El riesgo de hacer demasiado poco es superior al riesgo de hacer demasiado", decía Draghi en Jackson Hole en agosto y ayer los mercados interpretaron que se ha quedado muy corto. El presidente del BCE rehuyó poner una cifra a su programa de compra de activos (cédulas hipotecarios y bonos) dejando a los inversores sin una referencia sobre el grado de agresividad o moderación que empleará en las medidas durante los próximos dos años y arrastrando con ello a las bolsas de la eurozona a caídas de entre el 2 y el 3,92 por ciento, en el caso de Italia, a la vez que se detenía por un día la tendencia bajista del euro frente al dólar.

Draghi, que ofreció su versión más germánica, aseguró que empleará otras medidas no convencionales si fuera necesario para frenar el deterioro de la inflación, pero apeló de nuevo a los Estados para que tomen medidas que impulsen el crecimiento. No puso el acento esta vez en reclamar más inversiones ni reformas fiscales a aquellos países cuya fortalezca se lo permita, como repitió en varias ocasiones en las pasadas semanas, sino que se centró en las reformas estructurales que algunos países, como Francia, deben poner en marcha de forma contundente: "Es el momento para ello", enfatizó.

Draghi, que aportó otra flexibilidad más a sus medidas al anunciar la compra de bonos a los bancos de Chipre y Grecia, vino a decir que no tiene una pócima mágica para estimular el crecimiento. La compra de activos y las subastas extraordinarias contribuirán sin duda a proporcionar a los bancos una mayor financiación y más estable, lo que ayudará a reactivar el crédito. Pero la política monetaria, por sí sola, no puede solucionar todos los problemas de la estancada eurozona.

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