Mario Draghi advirtió en Jackson Hole que las medidas que tomase el BCE se debían acompañar de reformas y una política fiscal coordinada de los Estados. Repitió el mismo mensaje al anunciar nuevas actuaciones a principios de mes y ayer insistió ante el Parlamento Europeo.
La política monetaria no servirá por sí sola para relanzar la actividad, porque sin cambios del modelo productivo y reformas de calado las inyecciones de liquidez del BCE no llegan a la economía real. La inundación de dinero sin más no sirve para incrementar el crédito a familias y empresas ni tampoco contribuye a reducir el paro con la intensidad que se precisa. Europa y sus líderes padecen una sordera que puede prolongar el estancamiento durante años si no reaccionan de inmediato.