
Alex Salmond gana aunque venza el 'sí' o el 'no' en el referéndum que se celebra hoy en Escocia. En el primer supuesto, consigue la independencia, y en el segundo, obtendrá mayor autonomía política, que es lo que perseguía inicialmente. David Cameron jugó muy mal sus cartas y promovió una consulta, que podría haber evitado con más inteligencia política. Desdeñó que el 'sí' pudiera tener oportunidades de victoria, pero las encuestas indican que tanto un resultado como otro puede salir adelante.
¿Escocia y los escoceses, ganan o pierden? Como en Cataluña, los sentimientos de identidad y control del propio destino configuran una idea muy atractiva. Nacionalistas escoceses y catalanes comparten el sentimiento de que su dependencia de Londres y Madrid les empobrece. Nadie recuerda estos días que el declive de la industria naval escocesa viene por la competencia de los astilleros asiáticos.
Petróleo y pensiones
Los partidarios del 'sí' confían en la riqueza del petróleo del Mar del Norte y hablan de crear un fondo al estilo noruego con el que mejorarían sus pensiones. No cuentan con la fluctuación del petróleo ni con que los ingresos por este concepto se han reducido a la mitad en los dos últimos años (5.500 millones de libras), frente a los 11.500 millones de 2008 y 2009.
La huida de inversores y de bancos desestabilizaría la economía escocesa. Pero la clave del asunto está en la libra. Escocia quiere mantenerla, pero Inglaterra se negaría. Además, no podrían acudir a Mark Carney (Banco de Inglaterra) para que ayudase a su sistema financiero en caso de apuro. Tampoco podrían acogerse al euro y tendrían muy difícil entrar en la UE. Rajoy ha advertido de que se opondría. Es legítimo que los escoceses quieran mejorar, pero está claro que sólo ganan si dicen no.