Entre 2009 y 2012 el Estado redujo su gasto sanitario en 6.748 millones, mientras que la aportación privada se elevó en 2.159 millones. El desglose de las cifras muestra que el esfuerzo se ha focalizado en los medicamentos -2.509 millones menos- más que en un cambio de funcionamiento de los servicios.
Los hogares incrementaron también su inversión en medicinas, pero casi la mitad del aumento se la lleva la asistencia odontológica, una prestación prácticamente fuera del sistema público. El esfuerzo se ha nivelado -no siempre acertadamente, como muestran las tensiones en torno a medicamentos de última generación-, pero da la sensación de que las actuaciones se han limitado a simples ajustes que permitirán que en el futuro el gasto se vuelva a disparar.