Editoriales

Fin de las urgencias gratis

La Generalitat de Cataluña ha iniciado una ronda de contactos entre las comunidades autónomas para lograr apoyos a su propuesta de implantar el copago en las urgencias sanitarias. En la administración catalana se habla de pagar 25 euros por cada visita al servicio de urgencias. El objetivo de esta medida es doble. Sin cuestionar el fin de poner en valor un servicio abonado al abuso, está el puramente económico.

Una urgencia hospitalaria cuesta 140 euros frente a 80 en los centros de atención primaria. Es lo que nos cuesta a todos cada vez que un paciente va con un simple catarro a urgencias. El ahorro a través del copago es importante. Aún así, la decisión es compleja, ya que la sanidad es el servicio más valorado por los ciudadanos. El copago reduce el consumo innecesario, más en un país como España acostumbrado a sobredimensionar sus necesidades farmacéuticas.

El objetivo de la Generalitat es crear un frente común con otros gobiernos regionales para evitar que ocurra como con el euro por receta, suspendido por el Constitucional. El problema es que en las circunstancias actuales, si no se controla el gasto, el modelo es insostenible. No obstante, no hay que perder de vista un dato: el Gobierno ha dejado claro que los ajustes vendrán por la vía de los ingresos, es decir, nuevas tasas que deberán pagar los ciudadanos, en lugar de acometer ajustes en la Administración. La economía española necesita un sector público eficaz, sostenible y ágil que no suponga una rémora para empresas y ciudadanos.

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