Dentro de 15 días todas las empresas tendrán que haber actualizado sus nóminas para empezar a cotizar a la Seguridad Social por las remuneraciones en especie. Este aumento representa una subida de costes laborales, que no es precisamente lo que se necesita en un momento de incipiente recuperación económica. Sobre todo cuando empresas y trabajadores han hecho un importante esfuerzo de devaluación salarial para poder capear la crisis. A pesar de que se niega, la decisión tiene un fin recaudatorio destinado a paliar el déficit del sistema de pensiones.
Los expertos estiman en 1.500 millones (1.000, el Ministerio) los ingresos que se obtendrán en un año por este concepto, aunque este aumento de cotizaciones a la larga puede perder fuelle recaudatorio. Entre otras razones porque muchos empresarios se van a ir "descolgando de la retribución en especie" hasta que sea historia. Este salario siempre ha tributado a efectos fiscales, aunque es la primera vez que se va a cotizar por ello.
¿A quién afecta más? A las empresas, porque incrementa su gasto y dificulta la negociación colectiva, y a las rentas medias porque incidirá directamente sobre su salario. En las rentas altas del trabajo, donde hay numerosos conceptos de retribución en especie, la medida no se va a notar porque ya se sitúan en el nivel máximo de cotización. En estos casos el efecto de la subida de cotizaciones queda neutralizado por este límite. Sí les puede perjudicar que muchas empresas decidan suprimir con carácter general para toda su plantilla las retribución en especie. La cotización por este concepto es un parche que aumenta costes laborales, frente a la promesa incumplida de bajar las cotizaciones y no soluciona el déficit del sistema de pensiones.