El pasado mes de junio, cuando el mercado bursátil superaba el soporte de los 11.000 puntos, decíamos en estas páginas que la bolsa española estaba muy cara como consecuencia de unas compañías sin mejora de beneficios, sin recorrido y sin recomendación de compra. Es más, las subidas habían empezado a sembrar las dudas entre los inversores, que se preguntaban si estaban comprando más con el corazón que con la cabeza. El diagnóstico también es válido para Europa, con escaladas generalizadas en los principales parqués por los datos que auguran una mayor estabilidad macroeconómica. El mercado pedía a gritos una corrección. Y ésta ha venido desde la vecina Portugal. La crisis de Espirito Santo dio ayer un buen susto a las bolsas europeas, que iniciaron un movimiento bajista que llegaron a perforar los niveles de soporte clave como el Ibex 35 o el Dax 30. Surge entonces la pregunta: ¿estamos entrando en un ciclo bajista?
Nada más lejos de la realidad. Los analistas hablan de una fase de reformas que ha venido principalmente del correctivo a la banca. El regulador bursátil portugués suspendió ayer la cotización de Espirito Santo (BES). Horas antes había hecho lo mismo con el holding (ESI), que posee el 25% de las acciones del banco. Las alarmas se dispararon enseguida, ante una posible capitalización o una intervención del Estado, contagiando la volatilidad a la periferia. De entrada, en España, Banco Popular y ACS decidieron ayer paralizar sus emisiones de deuda. También las multas a BNP Paribas, Deutsche Bank y Commerzbank por parte de EEUU han servido para colocar los soportes en su sitio. Lo dicho, una corrección imprevista, que ha venido de la mano de Portugal.