El BCE diseña un archivo común para vigilar las posiciones de riesgo asumidas por las 6.000 entidades financieras que supervisará de la eurozona. Una tarea complicada por la falta de armonización estadística. En España existe un registro -Central de Información de Riesgos (Cirbe)- que facilita la tarea supervisora. Hacerse con esta información de las entidades que supervisa, es un buen comienzo para el BCE.
Ello no oculta el desafío que supone disponer de una información muy asimétrica que en el peor de los casos podría llevar a diagnósticos erróneos. Para evitarlo, es necesario un esfuerzo de armonización por parte de los Estado implicados, que sin duda estará plagado de dificultades. En la eurozona siempre hay acuerdo sobre el qué y disensión sobre el cómo.