Editoriales

Editorial: Moncloa se negó a intervenir en Repsol

La razón del divorcio entre Repsol y Pemex responde a la incompatibilidad de caracteres que muchos cónyuges argumentan ante el juez como motivo de separación. Ambas representan dos culturas empresariales distintas: la del mercado libre y la del intervencionismo estatal. Esto último no casa con una economía moderna y abierta como la española. Por eso, cuando la mexicana buscó el apoyo del Gobierno para trocear Repsol, se encontró con la oposición abierta del Ejecutivo a intervenir en un asunto interno de la vida de la empresa. Aunque es su obligación, Mariano Rajoy ha hecho bien en mantenerse al margen y no politizar la gestión de la primera compañía española. Sólo dejando actuar libremente a las empresas la economía funciona.

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