Hace un año, durante la presentación de resultados de Realia, un accionista tiraba por tierra el rumor cada vez más insistente de que la inmobiliaria que preside Ignacio Bayón quisiera vender su participación en la SIIC de París. "Sería enterrarnos en vida. La única fuente de negocio que funciona es Francia. No podemos matar la gallina de los huevos de oro". Pero se equivocaba.
Un año más tarde, los peores presagios van camino de cumplirse. Realia ha anunciado la venta de la joya francesa a Eurosic asumiendo 82 millones de pérdidas. El objetivo es pagar sus deudas y salvar el grupo en España, pero la venta le puede salir muy cara, ya que la filial gala aporta el 45% del valor de los activos de Realia, el 34% de la facturación y el 48% de los ingresos por alquiler.
Lo contrario de lo que sucede aquí, donde la compañía cerró 2013 en números rojos pese a la quita de su deuda y en medio de un Expediente de Regulación de Empleo, no exento de polémica, al conocerse que la cúpula se llevará el 50% de la masa salarial tras aplicar el ERE. Los ingresos en España siguen cayendo e Ignacio Bayón apenas ha logrado colocar un centenar de las casi 800 viviendas que tiene en stock, sobra decir que a precios de saldo.
Además, esta venta complica la salida del accionariado de FCC y Bankia (titulares del 62%), que llevan meses intentando sin éxito vender su participación. Pero sin Francia, Realia no tiene atractivo alguno para los inversores, lo que dibuja el principio del fin de la inmobiliaria.