La tarifa plana de cotización, aprobada por el Gobierno hace una semana, establece la posibilidad de aplicar esta bonificación a los hijos de autónomos menores de treinta años contratados por sus progenitores. Hasta ahora los autónomos sólo podían dar de alta en Seguridad Social a sus familiares en el régimen de autónomos. La diferencia es que ahora podrán incluirlos en el régimen general, que conlleva mejores prestaciones, con la única excepción de que no generarán derecho a paro para no abrir una vía de fraude. La prestación por desempleo podría inducir a algunos a despedir a sus hijos pasados los tres años de contrato obligatorio para que, una vez cobrado el desempleo, volvieran a trabajar de manera informal.
La medida responde a una estrategia combinada entre Empleo y Hacienda para aflorar empleo sumergido, generar nuevas cotizaciones y nuevos contribuyentes. Algunas asociaciones de trabajadores autónomos estiman que por esta vía se podrían aflorar 300.000 cotizantes, hijos de autónomos que actualmente colaboran con el negocio familiar. De cumplirse estas previsiones, la medida del Gobierno supondrían un buen impulso a las cifras de creación de empleo que, además, daría sus frutos en año electoral.
Aun así, todo va a depender de la evolución económica y de la intensidad de la recuperación económica y, concretamente, del consumo. Lo importante, como dicen los autónomos, es que haya facilidades para contratar. Indudablemente la tarifa plana de cotización a la Seguridad Social supone un avance en ese sentido, pero el avance no será completo si no va acompañado de medidas fiscales que aminoren la carga de las empresas para aprovechar mejor el cambio de ciclo.