Editoriales

Editorial: Reforma para impulsar el consumo

La reforma fiscal, a cuyo contenido ha tenido acceso elEconomista, bajará la tributación del trabajo, simplificará el Impuesto sobre Sociedades y mantendrá la actual fiscalidad más elevada del ahorro a corto plazo. En cambio, no subirá el IVA. La idea sobre la que pivotan los cambios fiscales, que el Ejecutivo probablemente aprobará en el mes de marzo, es la necesidad de estimular la demanda interna.

En este momento, la recuperación está protagonizada por la exportación y la mejora que se empieza a notar en el terreno financiero, pero es necesario que el consumo tome el relevo del crecimiento para que aumente la recaudación. De esta forma, el Ejecutivo confía en acelerar la reducción del déficit público, pues como anunció el lunes Mariano Rajoy, se da por cerrado el programa de ajustes en la Administración aunque para ello Hacienda deba vigilar que no se gaste ni un euro más de lo presupuestado.

Esta estrategia supone renunciar a una reforma fiscal profunda al fiar a la recuperación el aumento de los ingresos. Una apuesta fuerte que si no sale bien puede representar una nueva oportunidad perdida, cuando la mayoría de los expertos consideran que una bajada significativa de la presión fiscal sería un refuerzo para salir de la crisis. Hacienda va a actuar sobre el IRPF y mantendrá deducciones como la de vivienda.

Dos actuaciones de gran impacto popular, porque inyectan liquidez a los contribuyentes para que consuman más. Una decisión que también se rentabilizará políticamente al coincidir la bajada del IRPF en 2015 con un periodo electoral. Es imperiosa esta rebaja en renta, a pesar de que no se aborden cambios más profundos dentro de una reforma en exceso conservadora con el marco fiscal actual.

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