El FMI revisó ayer al alza sus previsiones de crecimiento para la economía mundial, formuladas el pasado otoño. En el caso de España incrementa en cuatro décimas -del 0,2% al 0,6%- el aumento del PIB para este año y eleva al 0,8%, el de 2015. Es una buena noticia, pero relativa porque el organismo que preside Christine Lagarde sigue señalando los países periféricos de la Eurozona como la principal preocupación. Los bajos ritmos de crecimiento, como también señala la Comisión Europea, permiten una cierta mejoría del paro, pero son insuficientes para frenar el incremento de la pobreza. La salida de la crisis, si no se articulan nuevas reformas, puede ser más lenta y dolorosa de lo que anticipa el Gobierno Rajoy.