Una vez cerrado 2013, el primer año de aplicación del impuesto sobre los diferentes premios que comercializa Loterías, se ha podido comprobar que, como era de esperar, no ha respondido a los objetivos previstos por Hacienda. La tributación ha hundido las ventas. Durante los primeros años de la crisis la venta de juegos y sorteos experimentó una caída en torno al 4% por la contracción del consumo. Con la entrada en vigor del impuesto en 2013, el descenso de las ventas fue del 8,13%. La medida ha sido muy mal recibida por la población y, aunque todavía no se disponen de datos definitivos de recaudación, con seguridad va a quedar lejos de los 800 millones previsto. Un nuevo tropiezo de la espiral alcista tributaria.